Un vecino de Recimil, de nacionalidad chilena y 50 años de edad, recibió este lunes el alta tras varios días ingresado en el CHUF como consecuencia de una brutal paliza que recibió por defender a su nuera en una disputa entre vecinos.
Los hechos ocurrieron el pasado 2 de septiembre sobre las 11.30 de la mañana en la calle Pontedeume, en Recimil, donde este hombre vive con su mujer, su hijo, su nuera y los hijos de estos. Según relató el agredido a este diario, se topó a su nuera discutiendo con otra vecina cuando bajó a tirar la basura y decidió quedarse en la zona por si la riña iba a más.
Cosa que sucedió cuando el marido de ésta intervino en la disputa y se encaró con la mujer de su hijo de forma violenta, momento en el cual el agredido intervino para recriminarle esa actitud con una mujer. Cuenta que desde ese momento no recuerda nada más. Tres hombres se abalanzaron sobre él y comenzaron a golpearlo. Uno de ellos, además, lo atacó con un objeto punzante que le cortó la cara desde la oreja hasta el mentón, lo cual requirió más de 40 puntos de sutura.
fracturas y traumatismos
Según cuenta su nuera y varios testigos, cuando estos tres jóvenes –uno de ellos de etnia gitana y todos menores de 30 años– consiguieron derribarlo, lo patearon en el suelo hasta que algunos vecinos y su hijo, que casualmente acababa de llegar a la zona, lograron sacárselos de encima. Contusionado y con una importante hemorragia en la cara fue atendido en el CHUF y posteriormente en el CHUAC de A Coruña por un especialista maxilofacial.
Aunque fue dado de alta a los pocos días, tuvo que volver al Marcide aquejado de fuertes dolores internos y escupiendo sangre. Finalmente, le diagnosticaron varias costillas rotas, así como un pómulo y lesiones en la zona del abdomen que le han provocado trastornos intestinales, por lo que fue ingresado durante casi una semana para recuperarse de las lesiones.
Aunque él y su familia lograron identificar a los agresores en sede policial –todos los antecedentes–, lamenta que éstos ya se encuentren en la calle y que, incluso, los hayan amenazado por haber presentando una denuncia. “Uno apareció con una catana a plena luz del día debajo de mi ventana gritándome que me fuera a mi país y otro se acercó con un arma a mi hijo y le dijo que ya hablarían”, cuenta este vecino chileno de Recimil.
La familia cuenta con el apoyo de sus vecinos, pero en la intimidad. Los testigos no se atreven a dar testimonio manifiesto de lo ocurrido y, como ha sucedido en otros casos similares en el barrio, se ha creado una espiral de silencio que alimenta la impunidad de estos agresores, explican fuentes policiales.