Un total de 23 provincias de Castilla y León, Aragón, Castilla-La Mancha, Extremadura, Galicia, Andalucía y La Rioja, que constituyen lo que se ha denominado la “España despoblada”, han perdido alrededor de la mitad de su peso demográfico, económico y laboral en los últimos 70 años.
Así se recoge en el informe “La despoblación de la España interior”, de Funcas y hecho público ayer, que analiza el fenómeno de la despoblación en España y sus vínculos con factores económicos. Excluyendo las capitales de provincia y las ciudades de más de 50.000 habitantes, las 23 provincias que formarían la “España despoblada” son Ávila, Burgos, León, Palencia, Salamanca, Segovia, Soria, Valladolid y Zamora (Castilla y León), Huesca, Teruel y Zaragoza (Aragón), Albacete, Ciudad Real, Cuenca y Guadalajara (Castilla-La Mancha), Badajoz y Cáceres (Extremadura), Lugo y Ourense (Galicia), Córdoba y Jaén (Andalucía) y La Rioja.
Todas estas localidades cumplen dos criterios: haber perdido población entre 1950 y 2019 y tener un densidad por debajo de la media nacional.
En 1950 esas provincias albergaban el 34,1% de la población (incluyendo aquí capitales y ciudades de más de 50.000 habitantes), generaban el 26,7% del Valor Añadido Bruto (VAB) y el 33,5% del empleo total. Ahora acogen el 18,1% de la población, producen el 16,1% del VAB y aportan el 17% del empleo.
La mecanización de la agricultura, la industrialización y la urbanización provocaron, a partir de los años 50, intensos movimientos migratorios desde las zonas rurales a las grandes ciudades.
La mayor parte de su pérdida poblacional y económica tuvo lugar en los años 50, 60 y 70 y, de forma menor, en los 80. Desde 1991 se detecta una estabilización de la población con un leve aumento en la primera década de este siglo, según el informe.
La tasa de crecimiento medio anual acumulativo del PIB desde 1950 ha sido casi un punto porcentual inferior a la media nacional en Soria, Ávila, Cuenca, Zamora, Palencia, Segovia y Ourense, y más de medio punto inferior en Salamanca, León, Lugo, Badajoz, Huesca, Teruel y Ciudad Real. El informe señala que la brecha que genera este diferencial de crecimiento anual “es enorme”.
Las provincias que han padecido más despoblación son también las que tienen mayores tasas de envejecimiento, añaden.