No hubo desfiles de comparsas ni actos oficiales, ni se vieron apenas disfraces en las calles, sin embargo los Carnavales y las vacaciones en el ámbito de la educación propiciaron las salidas de los jóvenes, pese a que está prohibida la reunión de personas no convivientes, además del cierre perimetral entre municipios.
Las actitudes incívicas continúan casi un año después del inicio de la pandemia y con una situación de máxima alerta en la ciudad naval, por los casos de Covid-19 acumulados.
El martes de Carnaval, los agentes de la Policía Local de Ferrol tuvieron que intervenir en distintos puntos de la ciudad, en los que se produjeron reuniones ilegales de jóvenes, algunos de ellos reincidentes.
La calle Enrique Granados, en el barrio de Caranza, fue uno de los lugares en los que fue preciso imponer sanciones. Allí, los agentes detectaron un grupo de personas de entre 19 y 28 años reunidos sin ser convivientes. Se produjeron cuatro denuncias, dos de ellas a multirreincidentes, por lo que la multa a la que deberán hacer frente se encuentra entre 1.803 y 3.005 euros.
Los más jóvenes se concentraron en uno de los puntos de reunión habitual en la época previa a la pandemia, los jardines del Baluarte de San Juan, en la carretera Alta del Puerto. Pasadas las seis de la tarde del martes, la Policía evidenció la presencia de un grupo de diez jóvenes que al detectar la presencia policial intetaron escaparse corriendo, aunque se consiguió localizar e identificar a cinco de ellos, con edades comprendidas entre los 15 y los 17 años. El incumplimiento de la normativa fue puesto en conocimiento de los padres, además de la tramitación de las pertinentes denuncias por reuniones que no están permitidas.
En esta misma jornada, en torno a las ocho de la tarde, se denunció en la zona de O Bertón a otro grupo de jóvenes, en este caso mayores de edad, de entre 20 y 22 años. Se propuso para sanción a diez personas.
Otros diez jóvenes fueron también denunciados por la Policía y propuestos para sanción por estar reunidos, momentos más tarde, en la zona del antiguo lavadero de Celso Emilio Ferreiro.
Desde el Concello, el responsable de Seguridade, Germán Costoya, apeló a la “responsabilidade individual” y a la necesidad del cumplimiento de la normativa por el bien común.