La tensión interna del Gobierno central roza límites y provoca el hartazgo del PSOE

La tensión interna del Gobierno central roza límites y provoca el hartazgo del PSOE
El vicepresidente segundo, Pablo Iglesias | EP

Frente a los augurios de que una vez celebradas las elecciones catalanas la estrategia de tensión en el seno del Gobierno de coalición impulsada por Pablo Iglesias iba a bajar enteros, lo que han deparado los días siguientes a esos comicios ha sido una escalada del enfrentamiento entre los socios.


Una situación que desde ambas partes se afirma una y otra vez que no pone en peligro su pacto pero que esta semana ha derivado en unos choques que rozan límites y que han provocado muestras de hartazgo en las filas socialistas.


Si las declaraciones del vicepresidente segundo y líder de Unidas Podemos dudando de la normalidad democrática en España ya habían incomodado especialmente en el PSOE, fuentes de este partido señalan a Efe que no se podían pasar por alto las del portavoz morado en el Congreso, Pablo Echenique, alentando las manifestaciones violentas tras el ingreso en prisión del rapero Pablo Hasel.


Varios miembros del Gobierno habían rebatido las palabras de Iglesias y el propio jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, en la última sesión de control en el pleno del Congreso, había subrayado que no puede dudarse de la calidad de la democracia española.


Una respuesta medida que denotaba distanciamiento pero que pretendía no echar leña al fuego, según se asegura desde Moncloa.


Sin embargo, ante los comentarios de Echenique y después de tres días de imágenes de vandalismo en las calles, de exigencias de dimisiones desde la oposición y de una preocupación evidenciada por ministros, barones y dirigentes socialistas, Sánchez tuvo que hacer una declaración que, sin citar explícitamente a ninguno, desautorizaba de forma tajante a Iglesias y a su portavoz parlamentario.


Aprovechó un acto en Mérida para aseverar que la española es una democracia plena (refutando así a su vicepresidente) y, como tal, cualquier tipo de violencia es inadmisible, rechazando en consecuencia el aval de Echenique.


"Esto hay que hablarlo seriamente", recalcan las fuentes socialistas, que verían con buenos ojos una reunión entre Sánchez e Iglesias.


El vicepresidente no participa ya en los habituales 'maitines' de los lunes en Moncloa para analizar la estrategia del Gobierno ante la agenda semanal y la última cita a solas que ha trascendido entre ambos fue el pasado 5 de enero para analizar los retos del nuevo curso político.


IGLESIAS, SIN APLAUSOS

Desde entonces la relación entre los socios se ha ido deteriorando semana tras semana, y los socialistas quisieron testimoniar su rechazo a la estrategia de Iglesias y su desconfianza en la democracia española con una imagen elocuente en el Congreso.


Después de que en la sesión de control, el vicepresidente, en respuesta a la oposición, se ratificase en la anormalidad democrática del país pero achacándola en esta ocasión a la corrupción del PP, su intervención no fue secundada con aplausos desde la bancada socialista.


Fue la primera vez que ocurría desde que se formó el Gobierno de coalición, y en el PSOE se explica como una demostración de su cansancio con una actitud que interpretan forzada y que lamentan que perjudique al Ejecutivo en su conjunto.


En esa línea, la portavoz socialista en el Congreso, Adriana Lastra, admitió que afronta "con mucha paciencia" las tensiones e instó a Podemos a no airear los debates del Consejo de Ministros porque se traslada una imagen de desavenencia total frente a la buena salud real que afirma que tiene la coalición.


Sus palabras fueron respondidas de inmediato por Echenique puntualizando que la paciencia es mutua y defendiendo el debate interno porque considera que es sano en democracia.


LA BATALLA DE LA IGUALDAD

Algo más que debate ha habido tras el 14F en materia de igualdad. El día después de esos comicios, desde el ministerio de Irene Montero se avanzó que el 23 de febrero estarían sobre la mesa del Consejo de Ministros las leyes trans y LGTBI, pero la parte socialista lo rechazó y consideró el anuncio desde el Ministerio de Igualdad como un intento de presión.


A la jornada siguiente el pleno del Congreso debatió la proposición de ley socialista para la igualdad de trato y no discriminación, conocida como ley Zerolo, pero los diputados de Unidas Podemos se abstuvieron y, por vez primera, su sentido del voto fue distinto ante una ley votada en la cámara.


El PSOE se lo reprochó y el partido de Iglesias contraatacó acusando de deslealtad a los socialistas y de desvirtuar el pacto de coalición.


Pero ha habido más fricciones. Podemos presentó enmiendas al Ingreso Mínimo Vital sin conocimiento del PSOE y el partido de Sánchez cuestionó la propuesta de reforma de la ley del aborto que defiende su socio aunque acabó apoyándola.


Son dos muestras más de que las elecciones catalanas no han aletargado un choque público ante el que, además del hastío explicitado por los socialistas, otros grupos piden a sus protagonistas acabar con lo que el portavoz parlamentario del PNV, Aitor Esteban, ha calificado de "peleítas".


Unas peleas que pueden sumar el próximo 23F un nuevo ingrediente a cuenta de la presencia del rey en el Congreso con motivo de un acto por el 40 aniversario de la intentona golpista.


Podemos ya prepara el terreno. Reclama que Felipe VI aproveche para condenar el franquismo y que el acto no sea un lavado de cara del rey emérito. 

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