oy tengo un día místico y, ¿qué quieren que les diga? Pues eso: Me parece bien que cierren los locales de ocio de los vejetes pues, por razón de edad y, aun sin tener patologías previas, ya somos carne de cañón y nos puede tocar la campana sin tener el coronavirus de los huevos. Por tanto, estoy de acuerdo con que se proteja la vida del Papa Francisco, además de porque me cae más bien que dios. Todas las medidas de protección hacia Él son pocas, y no hacerlo iría contra el quinto mandamiento, un pecado de carallo. Lo que me decepciona un huevo (espero que ningún abogado yihadista se ponga corrosivo con sus sentimientos perni, digo religiosos, y me dé mandanga fina), es la cosa del agua más super agua que existe. Más que el agua pesada, el agua de Carabaña, el aguardiente, o el agua oxigenada: Hablo del agua bendita. El agua bendita perdona el pecado original ¡cosa que ya tiene bemoles! se utiliza para espantar demonios en los exorcismos, y quema a los vampiros si los salpicas con ella, pero… a los coronavirus se la trae floja. No les hace nada. ¡Pero nada de nada! Por eso han vaciado las pilas de agua bendita en las iglesias italianas. Claro que no sólo hay miedo por eso. Ahora, antes de que el sacerdote diga en la misa lo de, daos fraternalmente la paz, los feligreses “agüevan” de los bancos y se van cagando leches a la calle, no vaya a ser que la cosa cambie por un, daos fraternalmente el coronavuris, y pringuen como campeones.