stoy un algo hastiado de la palabra relato. Supongo que será el término de moda, como mítico, genial o virtual, en su día. Resulta que la condena de la trama Correa es un relato si un preparado cocinado presenta un buen relato y así hasta habrá un relato a la hora de ponerse el pijama. Cosa de la modernidad, supongo, porque hasta he oído que alguien cuente su relato en vez de pedir explicaciones por saltarse un semáforo. Me he tomado un relato cortado y con churros, es lo que faltaba, porque eso de leer un relato ya no creo que se entienda. Algo parecido sucedió con la palabra historia, que los traductores de películas vertieron a la brava sin diferencias entre history y story. Esperemos que la cosa no vaya a más, porque eso de que me pregunten cuál es mi relato me produce el deseo inmenso de hacer partícipe a mi interlocutor de la sensación de extraer un muela a la antigua usanza. Será la Logse o la Lomce, pero el mítico relato virtual me deja virtualmente sin palabras.