l impacto de la covid-19 ha acelerado la Transición Energética, basada en la lucha contra el cambio climático, la electrificación de la energía y el desarrollo del aprovechamiento exponencial de fuentes renovables, eólica particularmente en Galicia. Una aceleración que no será coyuntural, sino que ha marcado un punto de inflexión para las Administraciones Públicas y las propias empresas energéticas. El precio del petróleo, que se desplomó en Europa hasta el 50 por ciento en los mercados mayoristas al caer la demanda, además del lógico descenso de emisiones contaminantes derivada del confinamiento, nos coloca en una posición ideal para intensificar la electrificación de la economía, sobre todo en materia de movilidad, cuyo consenso es general como la opción más barata y limpia –siempre que proceda de energías verdes– en el combate por la emergencia del clima. De hecho, la Unión Euopea acaba de multiplicar por cinco las ayudas a España para cerrar el carbón. Y en la consecución de los objetivos europeos y nacionales la energía eólica será decisiva.
Galicia, una vez más, vuelve a estar en una óptima posición de salida. La calidad del viento, porque es más constante que en otras zonas, favorece una generación más eficiente. La solvencia de nuestra industria auxiliar, así como la excelencia en la innovación, nos acreditan en medio mundo. Acabamos de asistir a la entrega de la tercera plataforma flotante para el primer parque eólico marino de Portugal, salidas de la factoría ferrolana de Navantia y del puerto exterior. No solo tenemos el conocimiento técnico y la mano de obra cualificada, sino que disponemos de las infraestructuras necesarias para acometer este tipo de proyectos singulares. Así que la eólica marina constituye otra oportunidad indiscutible de desarrollo, ámbito en el que plantas instaladas en Galicia también contribuyen con diversos componentes a la fabricación de aerogeneradores de hasta 14 MW de potencia, la mayor del mundo. El año pasado la energía eólica gallega aportó la equivalencia al 47% del consumo de electricidad de la comunidad. Y vamos a más cada año, por eso podemos afirmar que es la fuente limpia que presenta mejores perspectivas de desarrollo futuro. Es una oportunidad estratégica para todos los gallegos.
* Manuel Pazo es
presidente EGA