El extesorero del PP Luis Bárcenas se enfrenta mañana a su interrogatorio como acusado en el juicio que celebra la Audiencia Nacional por el presunto pago de la reforma de la sede nacional del partido con dinero de la caja b, si bien no podrá apoyar sus manifestaciones con pruebas materiales que demuestren su veracidad, tal y como reconoció en un escrito dirigido a la Fiscalía Anticorrupción.
Será la segunda vez que se siente ante el tribunal de la Sección Segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional y en la misma sede judicial, la situada en un polígono a las afueras del municipio madrileño de San Fernando de Henares. En su día, en 2017, declaró en el juicio por la primera época de la trama Gürtel, cuya condena hizo que un año más tarde retornara a la prisión de Soto del Real, desde la que será trasladado en furgón.
Cuatro años después, llega el turno para que el extesorero y exsenador del PP responda a todas aquellas preguntas que intentó esquivar durante el juicio de Gürtel. Por la presunta caja b se enfrenta a cinco años de prisión, solicitados por la Fiscalía Anticorrupción -las acusaciones populares piden penas más elevadas-, y que se podrían acumular a la condena de 29 años y un mes de cárcel que ya está cumpliendo.
Nueva estrategia de defensa
La estrategia de defensa es distinta. Ahora, Bárcenas está dispuesto a contar al tribunal todo lo que sabe sobre la financiación paralela de la formación política, y así se lo trasladó a la acusación pública en un escrito remitido semanas antes de que empezara el juicio por la presunta caja b.
Por ello, se prevé que la declaración sea extensa -en Gürtel duró tres días- y ratifique todo lo manifestado en la misiva dirigida a las fiscales del caso. En ella, confesó que "desde 1.982 existió institucionalizado un sistema de financiación del PP con percepciones en b que se realizaban a través de donativos".
Así, mediante las cantidades que empresarios entregaban directamente al fallecido Álvaro Lapuerta, quien fuera tesorero del partido antes que Bárcenas, se nutría la denominada caja b, explica el escrito remitido a la Fiscalía. Los donativos se daban acambio, en ocasiones, de "importantes adjudicaciones de obras y servicios públicos", añade.
Esta es la principal revelación que hace Bárcenas, pues, a diferencia de lo que dijo en el juicio por los primeros años de la trama Gürtel, en el que definió la caja b como una "contabilidad extracontable", ahora sí reconoce que algunas de estas donaciones tienen carácter finalista. En aquella ocasión aseguró que los empresarios hacían estas aportaciones monetarias porque querían "echar una mano a los partidos políticos, a todos".
La reforma de la sede se pagó en b
Sobre cómo se costeó la reforma de la sede del PP en la calle Génova de Madrid, el extesorero explica que Álvaro Lapuerta y él negociaron con la empresa Unifica "pagar parte de la ejecución de estas obras con dinero de la caja b, con la finalidad de dar salida a dichos fondos y obtener al mismo tiempo un descuento de en torno a un 10%".
El escrito continúa detallando que durante el desarrollo de la obra se elaboraron diversos documentos como "certificados de obra, facturas y proyectos, en los que se omitieron e hicieron constar datos que no correspondían a la realidad, al fin de pagar con el metálico procedente de la caja b parte de la ejecución de estas obras". Unos pagos que no fueron declarados a Hacienda por parte del PP, señala.
Sin embargo, Bárcenas tiene pocas pruebas para demostrar todo lo que ha manifestado. Precisamente, en la carta enviada a Anticorrupción apunta que la operación policial denominada Kitchen -que se está investigando en la Audiencia Nacional en una pieza separada del caso Tándem- le quitó "gran parte" de toda la documentación que guardaba al respecto.
"Desaparecieron pendrives y diversos papeles que eran comprometedores a esta pieza y otras que están siendo investigadas en otras piezas", asegura. También lo dijo su nuevo abogado, Gustavo Galán, en la primera sesión del juicio, en la que señaló que tiene un "déficit de documentación" por culpa de la Kitchen, operación que supuestamente se sufragó con fondos reservados del Ministerio del Interior y para la que se utilizó al chófer de Bárcenas, Sergio Ríos, como confidente.
La grabación de Rajoy
Otra de las pruebas que tampoco tiene en su poder Bárcenas es la grabación que demostraría que el expresidente del Gobierno Mariano Rajoy conocía la existencia de la contabilidad paralela del partido.
Por ello, además de pedir un careo con el exlíder del PP -quien está citado como testigo- en caso de que contradiga su versión, el extesorero "popular" ha solicitado al tribunal que cite a declarar a varios periodistas que tuvieron conocimiento de la grabación de una conversación de Lapuerta en la que comentaba "entregas en metálico que se realizaban mensualmente" a miembros del Partido Popular y "en la que se mencionaba entre otros, expresamente, a Mariano Rajoy".
El escrito de Bárcenas no sólo acusa al exjefe del Ejecutivo de ser una de las personas que recibió "complementos salariales" procedentes de la "caja fuerte" situada en la Tesorería del partido, sino que también enfatiza que éste conocía "perfectamente" cómo funcionaba la caja b.
Según cuenta, "a principios de 2009", Rajoy introdujo en una "máquina destructora de papeles" todos los apuntes sobre la contabilidad b, tras reprocharle "cómo podía seguir conservando toda esa documentación comprometedora". Sin embargo, el expresidente no sabía que el extesorero "guardaba copia de esa documentación", destaca Bárcenas.