Ayer, 8 de marzo, se celebró en todo el mundo el Día de la Mujer; una jornada reivindicativa en la que se hace evidente la gran brecha de género que a día de hoy continúa existiendo en el tejido económico, laboral y social entre hombres y mujeres. En la comarca de Ferrolterra, además de los pertinentes actos institucionales, se realizaron diversas movilizaciones a lo largo del día, todas ellas, además, respetando las medidas de seguridad de forma ejemplar.
Y es que, desde hace semanas, se inició una campaña de desprestigio contra las protestas, intentando relacionar las mismas con los contagios de coronavirus, como ya sucedió el año anterior por parte de ciertos sectores de la política –cuando en ningún momento se llegó a sugerir la cancelación de otras protestas celebradas y por celebrarse–. Es por ello que resultaba importante establecer dichas medidas sanitarias, las cuales, en la ciudad naval y su entorno, fueron cumplidas a rajatabla.
Así, la jornada comenzó a las once de la mañana con la protesta organizada por el sindicato CIG; una marcha que salió de la sede de la central nacionalista en Ferrol y que, tras recorrer varias calles del barrio de A Magdalena, concluyó frente al Concello, donde se leyó un manifiesto. Fue una convocatoria más discreta que la celebrada horas después por Galegas 8M, de casi un centenar de personas, que buscaba dar la mayor visibilidad posible a la situación de precariedad de las trabajadoras de los sectores esenciales, así como a la mayor afectación de las mujeres en la crisis derivada de la pandemia de coronavirus. Tal y como apuntó el sindicato nacionalista, fueron las mujeres quienes tuvieron que hacerse cargo de personas dependientes una vez cerrados los centros de atención y educativos, teniendo que renunciar en muchos casos a empleos remunerados.
La CIG también celebró una protesta durante la mañana delante del edificio consistorial de As Pontes, uno de los municipios más azotados por la crisis industrial, la cual se vio agravada por la pandemia.
Paralelamente, en el local de la UGT de Ferrol, se celebró el Galardón 8M, que este año se otorgó a Paloma Rodríguez, secretaria de Igualdade. La central destacó que sus méritos para este premio estaban “máis que avalados tanto pola súa traxectoria ao longo dos anos na defensa dos dereitos das mulleres, como polo seu labor educando en igualdade, polo seu traballo desempeñado no seu cargo de deputada no Parlamento nacional ou polo seu traballo de psicóloga apoiando ás mulleres vítimas de violencia de xénero”.
Por último, a las siete de la tarde en la plaza de Porta Nova tuvo lugar la gran concentración convocada por la plataforma Galegas 8M. Ya desde por la mañana el espacio amaneció decorado con decenas de lazos morados en preparación para el evento. Más de medio millar de personas acudieron a la concentración, que se desarrolló con especial cuidado de mantener todas las medidas de seguridad –de hecho la organización designó personas encargadas de controlar que se cumpliesen las distancias de seguridad y el uso obligatorio de mascarillas en todo momento–. Durante el masivo acto se leyó un manifiesto en repulsa de la desigualdad laboral y social que sufre el colectivo, al tiempo que una batucada ponía ritmo a una celebración más que necesaria.