El efecto contrapuesto de la evolución de los precios de la electricidad y los carburantes mantuvo congelados los precios en febrero, sin cambios con respecto al mismo mes de 2020, lo que supone una rebaja de cinco décimas con respecto a la tasa de inflación de enero (0,5%).
El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha confirmado este viernes el dato de índice de precios de consumo (IPC) de febrero adelantado hace dos semanas, cuya tasa se mantuvo en cero en términos interanuales.
De esta forma se deja sin continuidad la subida de precios de enero, cuando el encarecimiento de la electricidad debido a la borrasca Filomena puso fin a nueve meses consecutivos de caídas, algunas especialmente intensas como la de mayo de 2020 (0,9%), consecuencia de los efectos de la pandemia sobre la economía.
Los precios de febrero han estado marcados por la energía, que en este caso ha presionado tanto al alza, a través de los carburantes, como a la baja, a través de la electricidad.
En concreto, la bajada de los precios de la electricidad, más intensa que la de febrero de 2020, llevó al grupo de vivienda a registrar una tasa negativa del 1,1%, más de cuatro puntos inferior a la de un año antes, a pesar del encarecimiento del gasóleo de calefacción.
También presionaron a la baja los hoteles, cafés y restaurantes (que este año permanecen estables cuando en 2020 subieron un 0,6% por el encarecimiento de los alojamientos) y el ocio y la cultura (cuyos precios bajan un 0,4 % por la menor subida de los paquetes turísticos).
Los precios de los alimentos y bebidas no alcohólicas crecieron un 1,6% en febrero, una décima menos que en enero, ante el abaratamiento de las legumbres y hortalizas y, en menor medida, de la carne.
Por el contrario, el grupo de transporte presionó el IPC al alza, ya que aunque sus precios bajaron un 1,2%, este descenso fue dos puntos menos intenso que el de enero, debido al encarecimiento de los carburantes y lubricantes para el transporte personal, que en 2020 se abarataron.
En febrero, la inflación subyacente -que no tiene en cuenta los alimentos ni los productos energéticos por ser los más volátiles- se situó en el 0,3%, tres décimas por debajo de la de enero y tres décimas por encima del índice general.
Los precios subieron especialmente en Melilla (un 1,3%), así como en el País Vasco, Navarra y Ceuta (un 0,3%), mientras que la bajada más destacada se dio en Canarias (0,4%).
El índice de precios de consumo armonizado (IPCA) -que mide la evolución de los precios con el mismo método en todos los países de la zona euro- se situó en febrero en el 0,1% negativo, cuando en enero era del 0,4 %.
En términos mensuales, los precios bajaron en febrero un 0,6% con respecto a enero, cuando habían permanecido sin cambios, debido al abaratamiento de la electricidad (por el efecto comparación con la borrasca Filomena) y del vestido y el calzado (por las rebajas de invierno), mientras que el encarecimiento de los carburantes subió la tasa del transporte.