Los vecinos de Ferrol que después de 138 años siguen en la “edad del pavo”

La icónica fauna del parque Reina Sofía llegó en el siglo XIX a la ciudad y ahora son una familia de 24 ejemplares
Los vecinos de Ferrol que después de 138 años siguen en la “edad del pavo”
Uno de los pavos reales en el parque Reina Sofía | Jorge Meis

El paisaje sonoro de los ferrolanos que viven cerca del parque Reina Sofía no está formado únicamente por los graznidos de las gaviotas, como ocurre en el resto de la ciudad. En su caso, el característico sonido de la llamada del pavo real macho es igual de cotidiano.


Estos ilustres vecinos están a punto de vivir una primavera más en Ferrol y ya van 138 desde que llegaron a la ciudad como bien público el 30 de abril de 1887, según la reseña de La Voz en la que daban cuenta, al día siguiente, del aumento de la “población animal del parque zoológico” que, en aquel momento, se ubicaba en la Alameda. 


Así, además de “dos parejas de pavos reales”, se mudaron junto a ellos dos monos, dos ocas, dos cisnes blancos y varios ejemplares de patos. Fue en noviembre de 1889 cuando se puso fin a esta colección animal, vendiéndose el único ejemplar que quedaba de estas vistosas aves al notario Gumersindo López Pardo.

 

La mudanza de sus vecinos


Tardarían todavía algunos años en estrenar el hogar al que siempre vuelven aunque protagonicen puntualmente sonadas fugas: el Parque Municipal, que se inauguró en 1943. Allí, no estuvieron solos los miembros de la familia de “Pavo cristatus”, ya que convivían con faisanes, palomas, patos, ocas y cisnes. 

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Los machos lucen sus plumas para conquistar a las hembras por primavera | Jorge Meis

No obstante, quizás por su condición de “real”, tuvieron el privilegio de quedarse cuando, en octubre de 1997, sus 37 vecinos palmípedos fueron dados de baja del inventario de patrimonio municipal porque las obras para crear Aquaciencia obligaron a su traslado definitivo al zoo de Vigo.


Con todo, el censo de pavos fue variando a lo largo del tiempo, llegando a rondar la treintena en las últimas décadas. De los 20 ejemplares que había en 2009 se pasó a los 29 de 2013. Fue en 2021 cuando se registró un grave descenso poblacional, bajando hasta los 15. 


Por eso, la edil de Medio Ambiente en aquel momento, la socialista Ana Lamas, hizo un llamamiento a la ciudadanía para pedirle que no molestasen a las aves, insistiendo en la necesidad de que las mascotas no campasen a sus anchas por allí porque históricamente suponen un peligro para ellos.

 

Diez crías


En la actualidad son 24 pavos los que viven en el parque, confirma el Concello de Ferrol. Hay 14 adultos —diez hembras y cuatro machos— y una decena de crías —siete de ellas féminas—. Es el personal de Parques y Jardines el que se encarga de alimentarlos a primera hora de la mañana y también a mediodía.

 

 

Fue después de 2013, año en el que el recinto se reformó y prescindió de su cierre, cuando la figura de los guardianes dejó de estar presente. Aquellos hombres, algunos de ellos especialmente emblemáticos como Justo, que vivió allí junto a su mujer cerca de un cuarto de siglo, establecieron vínculos muy especiales con estos animales.


No en vano, además de abrir y cerrar las puertas de los jardines y velar por el cuidado del mobiliario —cuando dejó de haber vigilantes, el deterioro se apoderó del parque—, eran quienes alimentaban a los pavos y protegían los nidos de depredadores como los zorros.


Eso sí, los raposos no son sus únicos enemigos, puesto que los mayores villanos para estos ferrolanos de plumaje espectacular son los perros y los propios humanos, como ha quedado atestiguado en la hemeroteca.

 

Perros y hombres


En mayo de 1981 fue un cachorro de una raza de presa el que hizo de las suyas en el conocido como parque “Princesa Sofía”. Su joven dueña lo soltó en el interior y empezó a perseguir a las aves, dejando un reguero de ejemplares heridos y otros tantos escapados, presos del pánico. Por supuesto, la mujer tuvo que pagar por los daños causados. 

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Ahora mismo hay una decena de crías en el recinto ferrolano | Jorge Meis

Años más tarde, en agosto de 1989, los veterinarios municipales inspeccionaron el estado de toda la fauna, que estaba en una “situación calamitosa”, según la prensa. Se especifica que “grupos de personas” se dedicaban a maltratarlos —llegando incluso a matar a algunos después de desplumarlos vivos— y solamente quedaban “dos o tres”.


Más recientemente, en julio de 2005, un hombre de 39 años fue denunciado por la Policía Local después de haber entrado con su perro en el parque —algo que estaba prohibido— y azuzar al can para que atacase a los pavos, llegando a herir a alguno de ellos. Afortunadamente, fueron varios los vecinos que llamaron al 092.

 

Pavo a la fuga


Para emprender una huida, para ‘pavonearse’ fuera de sus dominios o, tal vez, para irse unos días de vacaciones, lo cierto es que los pavos son de naturaleza intrépida y su capacidad de vuelo vertical hace más sencilla la maniobra. Así, es habitual verlos de paseo por las calles contiguas, donde los coches paran pacientemente hasta que acaban de cruzar aunque no sea por un paso de peatones.


Dos de sus fugas fueron especialmente llamativas porque supusieron varios días de ‘franco de ría’ para los pavos. Así, en junio de 2009, tres crías macho subieron hasta Canido y se instalaron en unos tejados de la plaza de la Tahona antes de ser atacados por unas gaviotas que los echaron de allí. Regresaron al parque después de cinco jornadas sin saber de ellos.

 

 

Cuatro años después, también en los comienzos del verano, optaron por irse a Ferrol Vello. Allí, buscando un piso con vistas a la ría, subieron a lo más alto de varios edificios en ruinas de la calle Carmen Curuxeiras, donde estuvieron unos tres días hasta que, de nuevo las palmípedas ferrolanas, se encargaron de desalojarlos definitivamente. 


Además, en 2017 uno de ellos fue fotografiado en el recinto de Punta Arnela y, más recientemente, se dejaron ver por la calle Breogán el pasado mes de diciembre. Y es que, por mucho que pasen los años, estos seculares vecinos de Ferrol siguen estando en la “edad del pavo”. 

Los vecinos de Ferrol que después de 138 años siguen en la “edad del pavo”

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