La decisión de Janssen de frenar el envío de vacunas a Europa supone un duro golpe para los planes de inmunización de la UE y, por supuesto, de España. La orden se produce después de que las agencias federales de salud de Estados Unidos pidieran ayer una “pausa inmediata” en el uso del preparado tras comprobar que seis mujeres desarrollaron un trastorno poco común que involucraba coágulos de sangre a las dos semanas posteriores a la inoculación del fármaco. La vacuna de Janssen era crucial para intentar conseguir esa inmunidad de rebaño que Sánchez nos prometió para finales de verano, ya que se trata de una vacuna de una sola dosis y que, además, no precisa de condiciones extraordinarias para su almacenamiento. Esperemos que los expertos no descubran también efectos secundarios en los productos de Pfeizer y Moderna, de lo contrario, tendríamos que volver a la casilla de salida de hace un año.