Oleiros es el municipio gallego que tiene una mayor renta disponible por habitante, con un total de 22.959 euros en 2018, lo que supone un 51,7 por ciento más que la renta media gallega, situada en 15.132 euros.
La renta gallega se ha incrementado un 3,64 % en un año, ya que en 2017 era de 14.600 euros, y las prestaciones sociales suponen ya casi un tercio, el 31,5 por ciento, de la renta disponible bruta total de Galicia.
Según los datos de la Renta municipal del sector hogares de 2018, publicado este viernes por el Instituto Galego de Estadística (IGE), aparte de Oleiros otros seis municipios tienen una renta media por habitante que supera en quince puntos o más la media gallega.
Son A Coruña (18.934 euros), Santiago de Compostela (18.615) y Bergondo (18.134), en la provincia coruñesa; Nigrán (Pontevedra), con 17.782 euros; Ourense (17.664) y As Pontes de García Rodríguez (A Coruña), con 17.569 euros.
Los ayuntamientos de Teo (17.141 euros), Lugo (16.933) y Pontevedra (16.881) completan los diez ayuntamientos con más renta por habitante.
Además, los ayuntamientos de las siete ciudades gallegas concentran el 42 % de la renta, aunque tiene el 36 % de los habitantes de Galicia.
De hecho, la renta total de los residentes en A Coruña y Vigo supone el 23 % del total de la renta, y el 19,6 % de la población.
Esto da idea de la concentración de las actividades productivas, generadoras de renta y empleo, que actúan como elemento de fijación de población, destaca el IGE.
A Coruña lidera la clasificación por ciudades, seguida de Santiago de Compostela, Ourense, Lugo, Pontevedra; Vigo, con 16.865 euros; y por último, Ferrol, con 15.134 euros.
Por provincias, también A Coruña se sitúa en cabeza con una mayor renta disponible bruta, con 15.970 euros por habitante en el año 2018. Le sigue Pontevedra, con 14.722 euros; Lugo con 14.444 euros y, por último, la provincia de Ourense que tiene la menor renta por habitante, con 14.076 euros. En las cuatro provincias la renta sube con respeto al año 2017.
La mayoría de los municipios tienen como principal fuente de renta la remuneración de asalariados, un total de 216 ayuntamientos, el 69 por ciento de los 313 existentes.
Desde el año 2013 se ha incrementado el número de ayuntamientos con los salarios como principal fuente de renta, lo que está "muy relacionado con el incremento de la actividad económica registrada en Galicia desde ese año", según el IGE.
Por el contrario, en 95 municipios, principalmente de las provincias de Lugo y Ourense, las prestaciones sociales son las que suponen un mayor volumen de recursos, lo que el IGE vincula con el envejecimiento de la población de estos ayuntamientos.
Aparte, la provincia de Lugo es la que registra un mayor peso de las rentas mixtas, procedentes del trabajo no asalariado, que suponen un 21,2 por ciento, de la renta disponible bruta en 2018.
Sin embargo, en la provincia de A Coruña destacan las rentas de la propiedad, que suponen el 5,5 por ciento del total.
En la mayoría de los ayuntamientos gallegos las cotizaciones sociales de los residentes son inferiores a las prestaciones sociales recibidas. Así, en toda Galicia, las cotizaciones pagadas cubren solo el 66,6 por ciento de las prestaciones que reciben los gallegos.
Solo en ocho ayuntamientos: Ames, Arteixo, Brión, Cambre, Culleredo, Oleiros, Oroso y Salceda de Caselas son mayores las cotizaciones pagadas que las prestaciones recibidas por los residentes.
En el 2018 las prestaciones sociales suponen el 31,5 % de la renta disponible bruta total de Galicia. Por municipios este peso es desigual, ya que en los más envejecidos -los de Ourense y Lugo- las prestaciones pueden ser más del 40 por ciento de la renta, mientras en otros, como Oleiros, no superan el 25 por ciento.
En cuanto, a los municipios con más PIB por habitante de Galicia, entre los quince primeros solo Cervo, As Pontes y Bergondo se encuentran también entre los que tienen una renta disponible por habitante superior a la media gallega.
Pero otros, como Carballeda de Valdeorras, Muras, Manzaneda, Vilariño de Conso o Nogueira de Ramuín, no destacan en términos de renta media por habitante, pese a que en ellos se genera un valor añadido muy elevado por la explotación de un recurso natural, fundamentalmente minero o energético.