Urkullu, el presidente vasco, se ha plantado. Antes lo habían hecho los mandatarios de las dos Castillas, pero ya sabemos que a Pedro Sánchez todos aquellos a los que no necesite para seguir durmiendo en La Moncloa el importan menos. Pero lo del lehendakari puede ser fundamental para que el presidente del Gobierno dé su brazo a torcer y se avenga a prorrogar el estado de alarma. Por mucho que el Ejecutivo insista una y otra vez, las comunidades autónomas no tienen garantías que les permitan tomar determinadas medidas, como el cierre de los establecimientos de hostelería y, de eso, Urkullu sabe mucho, dado que fue un juez el que le tumbó esa medida ya en una ocasión. Es de suponer que habrá que esperar a que pasen los comicios madrileños (es de suponer que los socialistas no quieran darle más argumentos a Ayuso, que ya va bastante bien), pero todo apunta a que seguiremos en unas condiciones similares a las actuales al menos durante otros dos meses más. Hasta que estemos casi todos vacunados.