El exdirigente etarra José Antonio Urrutikoetxea lamentó este miércoles que ETA pusiera fin a su acción armada "demasiado tarde" y subrayó que él salió de la banda en septiembre de 2006 precisamente porque consideraba que había que abandonar la violencia.
Interrogado por la presidenta del Tribunal Correccional de París que lo juzga desde el miércoles por su presunta implicación en la banda entre 2011 y 2013, Josu Ternera volvió a insistir en que entonces ya no era miembro de la organización, aunque formó parte de una delegación que fue a Noruega en ese periodo para intentar negociar con el Gobierno español.
Sobre la lucha armada en el País Vasco, recordó que había comenzado mucho antes, "en la época de Franco, en la época fascista" y que desde el primer momento la acción violenta "nunca fue un fin en sí, pero desgraciadamente causó víctimas irreversibles. Eso no tendría que haber ocurrido".
Dijo lamentar que "el fin de la lucha armada llegó demasiado tarde" y contó que con la "espiral de la violencia" que se creó en el País Vasco, fue la "dimensión ética" del fenómeno la que lo llevó a implicarse en lo que llamó "la resolución del conflicto".
Para Urrutikoetxea, el proceso de negociación que se abrió en 2005 con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero tendría que haber sido aprovechado para poner fin a la violencia.
De acuerdo con su versión, su abandono de la banda en septiembre de 2006, cuando estaba en conversaciones en Suiza con el Ejecutivo socialista, se produjo "porque no estaba de acuerdo con la línea de negociación" que estaba adoptando la banda.
La tregua que había declarado ETA entonces quedó en la práctica reventada cuando la organización terrorista cometió el atentado contra el aeropuerto de Madrid-Barajas el 30 de diciembre de ese año en el que murieron dos personas.
Desde su salida, Josu Ternera aseguró que no recibió ayuda de la banda ni vio "a ningún militante de ETA" hasta que en octubre de 2011 fue a Noruega, a petición de la izquierda abertzale, para formar parte de una delegación que esperaba reunirse con algún representante del Gobierno de Mariano Rajoy. Pero el Ejecutivo decidió finalmente no enviar a nadie.
Afirmó que lo convencieron para integrar esa delegación porque desde 2009 la izquierda independentista había llegado a la misma conclusión que él unos años antes, que no tenía sentido continuar la lucha armada y que sólo había que utilizar como herramientas la acción "política" y "democrática".
Tras este segundo interrogatorio, declararon dos testigos de la defensa, el jurista y exmagistrado Philippe Texier y el sociólogo Michel Wieviorka.
El juicio, que termina esta tarde con la petición fiscal y el alegato de la defensa, es consecuencia de la condena en rebeldía a ocho años de cárcel que recibió Josu Ternera en 2017, cuando todavía estaba en la clandestinidad.
Como es su derecho, tras ser capturado en mayo de 2019, pidió que se repitiera el proceso en su presencia.
Debe sentarse de nuevo en el banquillo en septiembre ante el Tribunal Correccional de París por otra sentencia dictada en su contra en 2010 también en rebeldía.
La Justicia francesa ha dado el visto bueno a su entrega a España por dos demandas de la Audiencia Nacional de Madrid, una por su presunta implicación en el atentado contra la casa cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza en 1987 y otra por la financiación de ETA a través de las herriko tabernas.