La pandemia deja tras de sí importantes datos de contagios por covid y muertes, algo propio de una crisis sanitaria como la que vivimos en la actualidad, pero también hay otros elementos que afectan al día a día de cualquier ciudadano como la aplicación y cumplimiento de las normas y restricciones fijadas por las autoridades en diferentes momentos y según la evolución de los casos.
En Ferrol, según datos facilitados por el Concello, solo en los tres primeros meses de uso obligatorio de la mascarilla, entre julio y mediados de octubre del año pasado, se tramitaron medio millar de denuncias por no usar este elemento de protección obligatorio.
Asimismo, desde que empezó la pandemia se han gestionado del orden de las 2.000 propuestas de sanción, gran parte de las cuales, unas 1.500, están relacionadas con el uso indebido del referido elemento de protección. El resto de sanciones se deben al incumplimiento de diferentes aspectos de la Normativa Covid-19.
Por su parte, la Policía Local de Narón confirma que han tramitado hasta la fecha unas mil multas por el uso indebido de la mascarilla de protección cuando ha sido obligatorio llevarla en la calle o espacios públicos. Desde el concello naronés no se han aportado más detalles sobre las referidas sanciones.
El tercer concello con más población de la comarca, Fene, también ha interpuesto hasta la fecha 176 sanciones, y están pendientes de trámite otros 228 expedientes. Es decir, en fase administrativa o ejecutadas las sanciones superan en este municipio las 400.
Este tipo de multas por cuestiones sanitarias las interponen los diferentes agentes pero las gestiona el Gobierno a través de la Subdelegación de A Coruña. El proceso es sencillo, se capta al infractor, se le notifica y se redacta el oficio por parte de los agentes y, posteriormente, se remite a la subdelegación del Gobierno, que manda la notificación al domicilio del denunciado con la sanción y el documento de pago pertinente.
Una vez que se abona la cuantía de la multa impuesta se debe entregar el justificante de pago bancario en el Ayuntamiento en el que se haya interpuesto la denuncia, un proceso muy similar al de una multa interpuesta por agentes de Tráfico.
Las sanciones por este concepto son de 100 euros, que se quedan en la mitad por pronto pago, que es lo más habitual. No obstante, hay quienes prefieren demorar el proceso y deciden recurrir la sanción.
“Me han puesto dos multas y no sé de ningún amigo al que no hayan denunciado también”
Cris Fernández es un vecino de Narón, de 25 años, al que han interpuesto en este tiempo dos multas, una en febrero y otra en abril. Sostiene que trabaja en el sector sanitario y es cuidadoso pese a estar vacunado hace ya tiempo. “El problema es que a veces estás tomando algo con amigos y te relajas, bajas un momento la mascarilla e igual tardas algo más en ponerla y es tiempo suficiente para que se presente un agente de la Policía Local y te pida el DNI”, sostiene.
Fernández comenta que a él le han impuesto dos multas en Narón y que nadie de su grupo de amigos se ha librado de recibir alguna sanción por el tema de la mascarilla. “Llegó un punto que ya conocías a los policías que van de paisano y al verlos eras todavía más cuidadoso. He visto como multaban a mesas enteras de gente que estaban consumiendo algo en algún local del municipio”, asegura este joven naronés.
Sostiene que muchas veces se desplazaban a otros municipios donde pudo constatar que la acción de la policía “era meramente informativa”, como en Fene. “Allí he visto como llamaban la atención a la gente por no llevar mascarilla pidiéndoles que se la pusieran, pero no que directamente te pidan el DNI como aquí”, lamenta. Cada sanción, de 100 euros, se puede quedar en la mitad por pronto pago, salvo que se recurra. “Yo conozco a gente que ni la pagó, otros que la recurrieron y quienes, como yo, optamos por pagar, aunque pensemos que ha sido injusta la sanción. En mi caso me multaron por descolgar de un lado la mascarilla un momento, pero justo ese instante estaba el agente delante y no se lo pensó”, dijo. Asimismo, también considera que en ocasiones los más jóvenes “nos relajamos de más”.