Cuando el Gobierno y la Generalitat decidieron enterrar 1.400 millones de euros en la ampliación del aeropuerto del Prat la operación se justificó diciendo que daría empleo a decenas de miles de personas y que ayudaría a subir el PIB, no solo de Cataluña, sino también de España. Ahora que el proyecto se ha ido al garete por culpa de una laguna, unos y otros se tiran los trastos, aunque solo sea por no ser el más retratado en los memes. Y, mientras, la ministra Yolanda Díaz se hace fotos en el humedal en cuestión y asegura que si Sánchez viera la zona no habría propuesto la ampliación del aeropuerto. El problema es que ese era el primer gran acuerdo entre Cataluña y el Estado y, ahora, ni tan siquiera se logra el consenso para hacer más grande un aeródromo. Por cierto, Aragonés ya se apresuró a asegurar que más que ampliarlo, lo que quiere es que le cedan la gestión. Ya se sabe, el caso es sacar, de un modo u otro, tajada.