Como no podía ser de otra manera, Jorge Vázquez celebra su veinte aniversario como diseñador por todo lo alto, con una colección retrospectiva, de siluetas lánguidas y cortes lenceros, diseños para mujeres burguesas y pijas, "esta es la costura que, precisamente, me ha mantenido en este oficio que tanto amo".
Tesón, mucho trabajo, ideas claras y perfección en todo lo que hace son los ingredientes de su éxito, además de creer en lo que hace. "Durante años me han dolido etiquetas como diseñador comercial o modisto de pijas y burguesas", asegura este miércoles Vázquez en una entrevista a EFE antes de comenzar el desfile en el hotel Ritz, donde ha presentado prendas etéreas, de ensueño.
Pero, reconoce que esos adjetivos, en contra de lo que muchos pudieran pensar, no le han hecho daño, al contrario, "me han dado fuerza, me han permitido seguir trabajando".
Y precisamente esa costura para pijas le ha convertido en uno de los diseñadores más deseados y favoritos, en el elegido para momentos extraordinarios como bodas y ceremonias. "Me siento muy afortunado de seguir trabajando como diseñador", dice Vázquez, que lamenta que muchos de los que empezaron con él como Lemoniez, Miguel Palacio o Miriam Ocariz ya no estén presentes en las pasarelas.
Siempre huye de lo estrambótico, "de la vanguardia mal entendida que busca un titular", prefiere una costura de detalle, bien hecha como el guiño a los años veinte que ha presentado hoy en el que no han faltado bordados de cristal, plumas coloreadas y tonos tranquilos salpicados con pinceladas en flúor.
Tras la pandemia, considera que la moda de vestir prendas de aire casual y relajadas está cambiando, "las mujeres quieren vestir mejor, más arregladas, sacar su joyas", añade este gallego que detesta tener que "justificarse por todo".
La sostenibilidad y la artesanía son el nuevo motor de la moda española y en esa línea se han visto prendas en las que se augura una larga vida como vestidos con motivos chinescos, sastres o abrigos rematados ricamente con cristales y pasamanería.
Jorge Vázquez (Betanzos, A Coruña, 1972) echa la vista atrás y siente que estas dos décadas han pasado "muy rápido", recuerda con vértigo su traslado de Galicia a Madrid, "tenía mucha ilusión, muchos sueños que contaba todas la noches a Pepa Fernández" (ex modelo y experta en comunicación de moda).
Vázquez creció entre telas, "me encantaba estar en el taller de mi madre, pasaba los veranos viendo lo que hacían modistas y aprendizas", detalla el diseñador, quien asegura que mantiene "las mismas ganas" que cuando era niño y soñaba con ser diseñador.
En esta carrera no todo ha sido un camino de rosas, ha habido luces y sombras, sonrisas y lágrimas. Recuerda con dolor la pérdida de su firma. "Fue un momento duro, invertí mucho dinero para recuperar mi nombre", explica Vázquez.
Admite que ha tenido la suerte de trabajar mucho y de colaborar con firmas. "Nadie me ha regalado nada. Me han ayudado mucho, gente que ha sentido la marca como si fuera suya".
Jorge Vázquez dice que su verdadera escuela fue su trabajo con Antonio Pernas, "donde la calidad era brutal", y también aprendió mucho con Ángel Schlesser, "era supermaniático con los detalles, no pasaba una mala puntada", cuenta Vázquez, quien asegura que ha mamado la calidad.
Balenciaga, Dior y Chanel siguen siendo sus referentes, además de Manuel Pertegaz, "a quien he tenido la oportunidad de descubrir desde que estoy al frente de la firma".
Su idea es aguantar en este oficio hasta que pueda, siempre con dignidad, no quiere escuchar cosas como "este está pasado" o "qué rancio y anticuado el desfile", antes de que pase eso, "prefiero irme", añade este diseñador a quien le gustaría ser como Óscar de la Renta, "un señor que se murió haciendo colecciones ideales para un público determinado".
Tras ver el desfile, muy aplaudido por clientas como Eugenia Martínez de Irujo, Sassa de Osma, Cari Lapique, Ana Gamazo, Mar Flores, Marta Hazas, Margarita Vargas o las hermanas Goyanes, Caritina y Carla, se augura, por suerte, que habrá Jorge Vázquez para rato.