Polonia reforzó ayer la vigilancia en la frontera con Bielorrusia en previsión de que se produzcan nuevos intentos de cruces masivos por parte de inmigrantes irregulares, en lo que consideró “una crisis política” y no migratoria.
Miles de personas se agolpan en la frontera, resultado de lo el Gobierno polaco, la UE y la OTAN describieron como una acción orquestada por parte del régimen de Alexander Lukashenko.
El Gobierno polaco informó de varios incidentes ocurridos durante la noche del martes, en los cuales participaron “tres grandes grupos” formados por “entre varias docenas y 200 personas”.
Según la portavoz del cuerpo de la Guardia de Fronteras en la provincia de Podlaquia (este), Katarzyna Zdanowicz, “todos los intentos (de pasar la frontera) fueron frustrados, y todas estas personas fueron reconducidas de regreso a Bielorrusia”.
Sin embargo, aproximadamente 60 integrantes de otro grupo que logró traspasar la alambrada durante esa misma noche fueron detenidos y las autoridades continúan buscando a un número indeterminado de ellos.
El ministro polaco de Defensa, Mariusz Blaszczak, explicó que este comportamiento “de quienes atacan la frontera polaca” denota un “nuevo modus operandi” al pasar de intentos masivos de derribar las vallas y llegar por la fuerza a territorio polaco, a “dividirse en pequeños grupos”.
El principal portavoz del Ejecutivo, Piotr Muller, confirmó que entre las medidas que están ahora mismo a debate para responder a la crisis migratoria figura el cierre fronterizo total, así como aplicar el artículo 4 del Tratado de la Alianza Atlántica para reunir a la organización.
Varsovia coincide con la OTAN en que se trata de una “guerra híbrida” emprendida por Lukashenko, que ya a finales de mayo avisó de que no impediría la llegada de migrantes a la Unión Europea como represalia por las sanciones. Los medios polacos también difunden estos días imágenes de miles de migrantes más en Minsk, hasta donde llegarían en avión con el objetivo de dar el salto hacia la UE.
Las autoridades polacas denunciaron disparos por parte de agentes armados bielorrusos al otro lado de la frontera, lo que contribuiría a aumentar la tensión en una zona donde se acumularon entre 3.000 y 4.000 personas.
Por su parte, Rusia y Bielorrusia hicieron ayer frente común en la crisis migratoria, al acusar a Bruselas de crear con sus propias manos el problema en la frontera con Polonia, al tiempo que el Kremlin negó estar detrás de la llegada de miles de inmigrantes irregulares de Oriente Medio.
Mientras, el mandatario estadounidense, Joe Biden, y la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, cerraron filas contra Bielorrusia y prometieron imponer sanciones a ese país por la crisis.
“Compartimos absolutamente la conclusión de que este es un ataque híbrido de un régimen autoritario para tratar de desestabilizar a sus vecinos democráticos, afirmó Von der Leyen al concluir la reunión en la Casa Blanca.