El 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, es una jornada de concienciación y de lucha. La discriminación de la mitad de la población mundial nace de una estructura social que reproduce unos valores y unas normas que van desde las más pequeñas rutinas hasta los casos más flagrantes, en los que las mujeres son acalladas y asesinadas. La pandemia de coronavirus, según datos de la ONU, ha agravado la situación.
Contra esta injusticia se levanta la sociedad el 25-N, en una denuncia y en un acto de concienciación para prevenir. El movimiento feminista de la Marcha Mundial das Mulleres puso este año el foco precisamente en la justicia en una concentración que se llevó a Fene. “61 anos despois do asasinato por parte do dictador Trujillo das irmás Mirabal, desde a Marcha Mundial das Mulleres saímos ás rúas para denunciar, unha vez máis, a violencia machista que sufrimos as mulleres en todos os países do mundo”, comienza el manifiesto.
Señalan las dudas que el sistema siembra sobre las mujeres cuando se deciden a denunciar y la falta de sensibilidad y de formación en la judicatura o las fuerzas de seguridad. Exigen recursos, acompañamiento personalizado, soluciones económicas, protección de los menores, atención a la salud de las mujeres y, entre otras medidas, también la tipificación del acoso sexual en el trabajo como violencia machista.
A esta denuncia se suman los sindicatos, que participaron en el acto institucional celebrado en Ferrol. Allí se plantaron rosas ante la estatua de Concepción Arenal en memoria de las mujeres asesinadas. El alcalde, Angel Mato, recordó la obligación de trabajar por una sociedad plenamente igualitaria.