El pasado lunes 8 de noviembre arrancó en las provincias de A Coruña y Pontevedra la campaña de la centolla –en Lugo finalizó la veda casi veinte días más tarde–; uno de los períodos más importantes para los pósitos locales de cara al inicio de la temporada navideña y que, tras un mes activo, comienza a ofrecer buenos resultados. Según apuntaron los patrones mayores de Ferrol y Barallobre, Isabel Maroño y Jorge López, respectivamente, las capturas durante este mes han sido más reducidas que el año anterior, pero también de mayor calidad.
Y es que, según el balance de este período reflejado en el portal Pesca de Galicia, durante el mes de noviembre se recolectaron en el pósito ferrolano 4.389 kilos de esta especie y en el fenés 645. En comparación, en 2020 las capturas fueron de 3.975 y 143, respectivamente, lo que, teniendo en cuenta la reducción en la cantidad de unidades, muestra un enorme incremento en el peso de las mismas. En este sentido también refleja una gran mejoría respecto al balance de 2019, con 1.960 kilos recolectados en la cofradía de Ferrol y 218 en la de Barallobre.
“Este año el tema de la centolla parece que dentro de la cofradía fue un poco mejor, que se animaron más barcos a ir. La sorpresa fue que hubo una variedad muy grande de precios (...), desde tres hasta treinta euros, una diferencia muy grande y eso significa que parte del producto no estaba completamente lleno”, explica López. En este sentido, el patrón mayor explica que en el caso de los machos, con un peso de entre dos y cuatro kilos, se están comercializando “como buenos” aquellos llenos, incluido el caldo, en un 80%. “Las hembras lo que notamos es que son las que mejor están. Yo casi diría que prácticamente todas las hembras escogidas están al 100%”, aseguró Jorge López.
Del mismo modo se expresó Isabel Maroño, señalando que, si bien el número de unidades es menor, “también este es de mayor calidad; aunque haya menos las vemos más llenas y la gente que está comprando está muy contenta con el resultado de la centolla”. La patrona mayor apunta, además, que los precios no solo han sido elevados, sino que también se han mantenido estables, un punto muy positivo para los profesionales de un sector que, al menos en el entorno de la ciudad naval, a día de hoy se ve amenazado.
Si bien el balance de este primer mes de capturas es positivo, ambos patrones mayores señalaron que los problemas que arrastra la ría continúan sin solucionarse. En este aspecto, López apuntó que las capturas estaban siendo “caóticas” y que, al menos en el pósito de Barallobre, solo se estaban capturando almejas japonesas en el puente del tren, pero que el banco de As Pías continúa sin recuperarse. “Entendemos que es un problema multifactorial y que tenemos que sentarnos otra vez en la mesa de trabajo con todas las administraciones y buscar una solución a esta ría, porque están pasando los meses y lo hacen en contra de este sector”, aseveró. Maroño, por su parte, también señaló que la producción estaba siendo muy escasa, pero que “a diferencia de otros años los precios están siendo bastante bajos. Cuando el año pasado sobre estas fechas la almeja babosa alcanzaba casi los 35 años, este año se estanca en los 25, diez euros por debajo de otros años en estas fechas”.
Y es que, como explicó la patrona mayor, a la problemática de las capturas ahora se suma la entrada de producto de fuera en las grandes superficies comerciales. “Están metiendo mucha babosa portuguesa; las grandes superficies tienen ofertas de este tipo de marisco y a la gente al final le va al bolsillo y es lo que le importa. No se fija en la calidad ni en la procedencia”. De un modo similar se expresa el patrón mayor de Barallobre, que considera que “el problema es que nos entra en Galicia [marisco de fuera, principalmente de Portugal] y parte de este se vende como gallego cuando realmente no es de aquí. (...). Es cierto que pone FAO 27, pero esta área abarca desde Lisboa hasta el norte de Galicia. Y en esa franja hay dos países, España y Portugal, por lo que no sabes de dónde viene”. En este sentido, López defiende “una vuelta de tuerca” al etiquetaje, que muestre procedencia y no solo la zona.