25 años de apuesta en firme por la recuperación del patrimonio comarcal

Aunque todavía quedan deudas pendientes, en estos 25 años se ha recuperado gran parte del patrimonio histórico gracias a la colaboración de las administraciones públicas
25 años de apuesta en firme por la recuperación del patrimonio comarcal
La rehabilitación del monasterio de Caaveiro se alzó con un premio europeo de patrimonio | Jorge Meis

Afortunadamente, en este cuarto de siglo también se ha avanzado en la recuperación y conservación del patrimonio histórico de Ferrolterra, Eume y Ortegal aunque todavía quedan algunas joyas sucumbiendo a la maleza, como es el caso del monasterio de Monfero o del teatro Rena de Ferrol. En cambio, otras muchas han salido incluso de estados ruinosos, como Caaveiro o el Jofre ferrolano que, en el 99, aun no vería iniciada la senda de su resurgir.


Empezando por el castillo de San Felipe, encontramos la primera referencia en julio, cuando “el arreglo de la Casa del Gobernador” quedaba pendiente del nuevo alcalde. El Concello había asumido el compromiso de financiar su reforma integral aportando 11,7 millones de pesetas. Más tarde, en noviembre, era la Diputación de A Coruña la que aseguraba 20 millones para su “conservación”. Desde entonces se ha avanzado mucho en el conjunto y la última inyección económica llegaba de la mano del Gobierno central el pasado año, con 1 millón de euros del Ministerio de Transición Ecológica.


Caaveiro, por su parte, presentaba un estado deplorable aquel año 99 y el ente provincial también salía a rescatarlo con un plan de rehabilitación dotado con 250 millones de pesetas para “consolidar lo que queda del monasterio, mejorar los accesos y restaurar la casa del guardés para darle funcionalidad informativa”. Describía también Diario de Ferrol una “carretera deficiente” para referirse a la que va desde Ombre, que contaba “con numerosos baches que convierten en toda una aventura el poder acercarse”, algo que desgraciadamente nos suena reciente y que actualmente se está intentando paliar con obras en el vial. El conjunto, sin embargo, sí ha sido restaurado y la intervención fue premiada con el Premio Europeo de Intervención en el Patrimonio Arquitectónico en la categoría de Espacios Exteriores.


En Cabanas, la Escola Laica también esperaba reforma hace 25 años y el Concello, que ya había logrado respaldo de la Diputación —10 millones para arreglar el tejado— intentaba optar a los fondos PRODER estatales. Hoy en día es un inmueble abierto a la cultura y el ocio en el que se inauguraba el pasado marzo un Aula de Estudio


En Cerdido, la Diputación invertía en 1999 un total de cinco millones en la restauración del retablo de la iglesia de San Martiño. Una “de las piezas patrimoniales más importantes”, de más de dos siglos de antigüedad y estilo barroco. El templo, ubicado en Vila da Igrexa, estuvo ligado a los Andrade y al marquesado de San Sadurniño.


En Narón, el grupo Almirante adquiría el Chalé de Cabezas para convertirlo en el Pazo Libunca tal y como lo conocemos hoy, con la idea de hacer banquetes nupciales y otras celebraciones multitudinarias. Ceramistas de Talavera fueron los encargados de recuperar sus característicos azulejos.


En Moeche, el Concello gestionaba la rehabilitación del castillo con el Gobierno central y la Xunta de Galicia, pendiente de su cesión por parte de la Casa de Alba, que se produciría en 2006 por un tiempo de 30 años. La fortaleza estaba en un estado “lamentable” y se calculaba el coste de los trabajos en unos 150 millones de pesetas. Finalmente, en 2007 se dio por rematada la reconstrucción y se le dotó de nuevos elementos para preservar la seguridad, así como de un museo interior. El inmueble cobra protagonismo anualmente al ser el eje central del Festival Irmandiño que conmemora las revueltas.


En noviembre de 1999, era el BNG quien instaba al Gobierno a proteger los monasterios de Santa Catalina de Montefaro, en Ares, y de Santa María de Monfero con una iniciativa presentada en el Congreso de los Diputados. Actualmente, los conjuntos hancorrido suertes muy dispares. El primero,  que data de 1145, fue declarado Bien de Interés Cultural en el año 2000. Usado por los militares como acuartelamiento desde finales del XIX hasta el XXI, el Ministerio de Defensa se lo cedió al Concello en el mismo año 2000. Ocho años más tarde, la Xunta aprobó un Plan Director y se elaboró un proyecto para definir las actuaciones más prioritarias, encaminadas a devolver al monasterio aresano muchos de sus elementos originales. Desde entonces, ha sido objeto de diferentes acciones de conservación, la última el pasado año, cuando se renovó toda la iluminación exterior por parte del Concello y la Axencia de Turismo de Galicia.


En cambio, Monfero sigue esperando. Fundado en 1134, su final como abadía cisterciense llegó en el 1820 y es Monumento Histórico-artístico desde 1931, mencionado además en la declaración de Conjunto Histórico de la Comarca Eumesa. En los años cincuenta del pasado siglo estuvieron a punto de llevarse su fachada a la nueva iglesia coruñesa de San Pedro de Mezonzo y poco después empezaban varias campañas de restauración. Se consolidaron bóvedas, se restauró la fachada y la escalera al coro, completándose la cubrición de la torre. Desde 2003 es propiedad de la Xunta de Galicia por 50 años prorrogables y un año después se convocó un concurso de ideas para su rehabilitación integral. 

 

De hecho, ese mismo año se aprobó una inversión de 3,7 millones de euros con cargo al 1% cultural del Gobierno, asumiendo el ejecutivo gallego otra parte del coste. La idea pasaba por “transformar el conjunto en un hotel balneario de cinco estrellas”. Sobra decir que ese ambicioso plan no llegó a convertirse en realidad. De hecho, la asociación Hispania Nostra lo incorporó a su Lista Roja de patrimonio, explicando que la iglesia se encuentra en mejor estado de conservación porque fue intervenida, pero que el resto de las dependencias del monasterio están en ruinas. Santa María forma parte de este catálogo que pretende sensibilizar sobre los bienes en peligro de desaparición desde 2008 y en 2020 se sumaba otro inmueble de Monfero, la Casa Rectoral de Canedo. 

 

El Teatro Rena, el cine que sucumbió a un incendio y espera en A Magdalena

 

Levantado en 1919 y obra de Eduardo Rodríguez-Losada, uno de los principales arquitectos del eclecticismo coruñés, pasó sus últimos años abierto como sala de cine hasta que cerró sus puertas en 1989. Dos años más tarde, un incendio devoró sus entrañas y únicamente se conserva su fachada, con sus característicos azulejos amarillos y azules que siguen llamando la atención de los viandantes que pasan por la céntrica calle del Sol de Ferrol. Aunque sobrevolaron varios proyectos, el inmueble sigue a la espera y la última intervención, en 2022, fue de urgencia para paliar la caída de cascotes. Se pintó en aquel momento y, al ver los andamios, hubo quien pensó que finalmente volvería a la vida; pero por ahora eso parece ciencia ficción. 

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COLABORADORES
Deputacion
Puerto Ferrol
Concello Ferrol

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