El primer titular que encontramos sobre la central térmica de As Pontes en los primeros números de Diario de Ferrol, el 11 de junio de 1999, hablaba de la creación de “nuevos empleos” y uno de los últimos, de abril de este 2024, informaba sobre el “primer curso de formación vinculado al desmantelamiento” de la planta. Un cuarto de siglo separan las informaciones, escritas en mundos radicalmente distintos que han propiciado la despedida a pesar de las reivindicaciones clamando por un plan que no dejase en la estacada a sus trabajadores directos e indirectos.
En aquel 99 se convocaba una Comisión de Futuro y se abordaba la implantación de ciclos combinados con gas natural que fue definitiva para prolongarle la vida. En el mismo mes de junio, los sindicatos negociaban el convenio cuando la sombra de las privatizaciones planeaba ya sobre servicios como la Prevención de Riesgos. Al tiempo, unos 337 mineros prejubilados de Endesa se veían beneficiados al ser incluidos en el Régimen General de la Seguridad Social y estaba a punto de resolverse la convocatoria de las 26 becas de estudios, tanto para Bachiller como para Doctorados y otros estudios superiores.
Ya en septiembre, se movilizaba una gran máquina de 3.000 kilos para abrir su escombrera interior y se anunciaban 90 prejubilaciones más. Emergiendo entretanto un inmenso lago en mitad de la mina a cielo abierto que se cubrió en 2007, el municipio pontés y todas las comarcas han ido encajando los golpes de los parámetros que la transición ecológica ha ido imponiendo como preludio de lo inevitable.
Así, el 19 de agosto de 2023, el Boletín Oficial del Estado anunciaba que el Gobierno autorizaba el cierre total de la central a petición de Endesa. Una planta que estaba quemando sus últimas reservas de carbón en aquellos momentos y cuyo cerrojazo, no por inesperado, bajaba el telón para una parte del sector económico de las comarcas.
Endesa estima que el proceso de desmantelamiento de la central les llevará unos cuatro años. Desde el pasado mes de mayo forma ya al personal en el primero de los ocho cursos de los que podrán beneficiarse unas 300 personas hasta comienzos de 2025. Ellos están llamados a ser los ‘enterradores’ de la planta, que empezaba a construirse en 1972 y entraba en funcionamiento cuatro años más tarde. Casi medio siglo de actividad que pronto será historia.
De hecho, el BNG ya ha pedido ante el Parlamento y el Concello de As Pontes que el entorno de su enorme chimenea sea declarado como Bien de Interés Cultural (BIC). Con todo, As Pontes no renuncia a ser enclave industrial de Galicia y son varios los proyectos que están llamados a conseguir que siga ostentando ese título. Ence, Reganosa, Universal Kraft y Sentury abren un futuro de esperanzas y oportunidades basadas en los nuevos modelos energéticos.
La villa no ha descuidado tampoco su vertiente social, cultural y de ocio, además de deportiva. En 1999, las pontesas se beneficiaron ya de su Centro de Información á Muller (CIM), de los pioneros en las comarcas, y entraba en funcionamiento la residencia promovida por Endesa.
Asimismo, el Concello asumía la organización de la Feira de Fungos e Cogomelos que llegaba a su décima edición y que hoy es una de las citas importantes del calendario pontés, como también lo es la Feira do Grelo o las multitudinarias fiestas de A Fraga. Su lago, ya todo un símbolo de su renacer, es escenario de un sinfín de actividades.