Aunque la experiencia nos enseña que juntos somos más fuertes, no abundan las gestas colectivas cuando hablamos de administraciones públicas de diferentes signos políticos. Sin embargo, haber ido de la mano el Gobierno central, la Xunta de Galicia, la Deputación de A Coruña y siete concellos de Ferrolterra y Ortegal se traducía hace un año en la consecución del reconocimiento como Geoparque Mundial de la Unesco por parte del Xeoparque de Cabo Ortegal.
Fueron años de un trabajo intenso tanto de las administraciones como también de vecinos y vecinas, tejido asociativo y empresas que, como en Fuenteovejuna, supieron salvar las diferencias para poner sus territorios en el mapa. Ocurrió después de que el comité de expertos visitase las comarcas en el verano de 2022 y comprobase no solo que cumplían ampliamente con las especificaciones necesarias, sino también con aquellos otros valores que el organismo tiene en consideración.
Sus informes emitidos en diciembre de ese mismo año fueron definitivos para que el Consejo Ejecutivo de la Unesco respaldase la candidatura. Destacaba entonces la Asociación para a Xestión do Xeoparque do Cabo Ortegal la posibilidad que se les brindaba para “o desenvolvemento socioeconómico dos sete concellos, porque un proxecto coma este é, sobre calquera outra cousa, unha iniciativa de desenvolvemento territorial”.
Suponía, valoraban, “algo máis que un impulso ao turismo, contribuíndo a xerar oportunidades no sector primario mediante un aproveitamento sostible do territorio, e tamén para estimular ao sector secundario”. En su caso, lo que hace especiales a estos municipios es su entramado geológico, con rocas en superficie de más de 490 millones de años de antigüedad y materiales que no se encuentran habitualmente a menos de 70 kilómetros de profundidad, unas condiciones excepcionales que se dan en pocos lugares del planeta. Y todo ello en una extensión de 799 kilómetros cuadrados de superficie marítima y terrestre repartida entre Moeche, San Sadurniño, Valdoviño, Cedeira, Cerdido, Ortigueira y Cariño.
Lejos de ser este un recocimiento devaluado, se trata de los más complicados de conseguir de cuantos dependen de la Unesco y, de hecho, solo hay 213 en 48 países. En España son 17 y en Galicia el de Cabo Ortegal comparte protagonismo únicamente con O Courel. Ninguno de ellos es, sin embargo, permanente, puesto que mantener este ‘sello de calidad’ obliga a un trabajo constante que tendrán que demostrar cada cuatro años pasando una nueva auditoría para comprobar si se están cumpliendo los objetivos marcados de desarrollo, conservación, dinamización y divulgación, entre otros aspectos.
El pasado 24 de mayo, cumpliéndose su primer aniversario tras el reconocimiento de la Unesco, la Casa da Cultura valdoviñesa albergaba el acto central de la conmemoración del que se ya se considera un hito comarcal. Allí estuvieron los representantes de los sietes concellos, pero también la subdelegada del Gobierno en A Coruña, María Rivas; la delegada de la Xunta de Galicia en Ferrol, Martina Aneiros, y el presidente de la Diputación, Valentín González Formoso.
Les acompañaron también evaluadores de la Unesco, representantes de la European Geoparks Network, miembros del Comité Científico del Xeoparque, entidades colaboradoras y profesionales del sector del turismo. Las sierras de A Capelada y O Forgoselo, Canteras de Toelo, costas de Loiba y Valdoviño, las rías de Cedeira y Ortigueira, los valles del Xubia y el Mera (A Fraga dos Casás) y las minas de cobre son algunas de sus visitas recomendadas.