Las aficiones de los equipos de fútbol acostumbran a manifestar intensamente su desacuerdo con las decisiones de los entrenadores y, en ocasiones, consiguen echarlos de los banquillos. No es el caso de Idiakez. Al contrario, buena parte de los deportivistas celebraba la apuesta del técnico por la cantera y confiaba en su plan, asumiendo que el proceso necesita tiempo. Lástima que la paciencia esté reñida con los resultados.