Un neerlandés, un inglés y un coruñés. Parece un chiste, pero es la nueva realidad de uno de los espacios mágicos de nuestra ciudad. El jardín de San Carlos, que acoge la tumba de sir John Moore, es hogar también, desde este semana, de un puñado de neerlandeses, todos ellos olmos. Los nuevos habitantes vienen a cubrir el espacio que dejaron los olmos afectados por la grafiosis.