El sector marisquero no está, ni mucho menos, en su mejor momento y ese deterioro se percibe también en la estadística de personas con permiso de explotación a pie. En el último año se han perdido en Ferrolterra 22 empleos, pero si la mirada se remonta al 2015, la situación es mucho peor. Es un problema de recurso, que no hay, pero también generacional: más de la mitad de los carnés los tienen personas entre los 50 y los 60 años.