Lo que se ha vivido en las últimas jornadas en la Comunidad Valenciana y las provincias del este de Castilla-La Mancha y Andalucía es una pesadilla. Casi un centenar de fallecidos y decenas de desaparecidos es el balance momentáneo de una catástrofe natural sin precedentes en el último siglo. La reacción de todos ha sido instantánea y lo único que se puede hacer ahora es dar todas las facilidades a los servicios de emergencia y a los millares de afectados.