La comunicación ha cambiado. Esa es una premisa clara que todos aquellos que tienen que ver con este ámbito saben, pero hacerse a los nuevos modelos no siempre es fácil.
Además, en el mundo audiovisual hay que jugar con mil factores para que las piezas queden perfectas. Si a eso se le suma la parte corporativa, en la que entran publicidades o promociones, la idea aún se complica más. Y en este punto donde parece que todo es un quebradero, hay quien ha encontrado la forma de hacer sinergia entre lo escrito, en este caso la poesía, y cientos de tomas que reflejan lo que se quiere decir, apelando a los sentimientos, como ha logrado hacer Álvaro Núñez Lamas.
“Cuando consigues transmitir un sentimiento se genera un vínculo. Cada uno interpreta y relaciona los textos con su vida y, al evocar cualquier sensación en una persona, se genera una conexión brutal. Ahí todo cobra sentido”, expone el creador de Valdoviño.
Está “completamente focalizado” en el formato de la “poesía turística”, como él mismo explica. Esta se traduce en “hacer videos promocionales usando la herramienta de la poesía” –recalcando que no es poeta–. “Creo que estos versos tienen un punto muy grande que hace que funcione en consonancia con la imagen. La metáfora visual en sí misma es la herramienta clave para despertar una respuesta en el público”.
Él, que trabaja mucho con Ayuntamientos en la creación de diferentes obras audiovisuales, asegura que “quiero escapar –en medida de lo posible– de ese mundo corporativo”, en el sentido de que busca “hablar de temas importantes”, dejando un poco de lado la faceta publicitaria que, de manera inherente, tiene su campo de trabajo.
Así, dentro de los videos dedicados a la promoción turística, por ejemplo, “busco hablar de temas generales de importancia a través de un territorio, reforzando la identidad de un Concello”.
En esto también influye la capacidad de conectar con el público, lo que Núñez califica de “esencial”. “Cuando te implicas emocionalmente en un texto o en una obra, la respuesta positiva del espectador hace la diferencia”, asegura.
Y esto es más importante de lo que parece, de hecho, tener una respuesta del público hizo que se mantuviera fiel a este formato. “Cuando alguien te escribe para contarte lo mucho que le ha impactado lo que has hecho sientes una sensación de satisfacción que no se puede comparar. Es realmente gratificante”, expone el creador, con lo que refuerza que “este empleo es, además de un trabajo, una motivación personal”. Asegura que este feedback es, sin duda, “un motor para continuar”.
Él opta por un mundo creativo y, por ello, apenas rebasada la veintena, decidió apostar por hacerse autónomo. Todo empezó porque decidió graduarse con un proyecto que ponía en valor su municipio y, por consejo familiar, decidió presentarlo en el Consistorio.
Eso sí, en perspectiva, reconoce que este mundo no siempre es fácil. “Los tres primeros años fueron para pagar las cuotas”, y en este punto no se olvida de quien le respaldó. Sus padres estuvieron “al pie del cañón”. Eso sí, a pesar de que los principios son complicados, volvería a optar por este camino.
Reconoce que su “mundillo” no siempre “hay demanda” y, de ahí, el hecho de especializarse en Ayuntamientos: desde trabajos sobre violencia de género en el Concello de Cedeira hasta el proyecto “Hidrografías” para su localidad natal.
La edad juega a su favor y a pesar de que ha encontrado un campo que le apasiona, el audiovisual es un mundo cambiante y que permite evolución, por eso el de Valdoviño no se cierra puertas. Con el ojo puesto en el futuro, Núñez asegura que su sueño sería poder hacer un musical en el que se entremezclasen géneros como el jazz y los ritmos urbanos, pero sin perder la esencia que le hizo apostar por su trabajo .