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miércoles | 11 septiembre | 2024
En la parroquia pontesa de O Freixo, en el lugar de Solloso, se levanta una ermita en medio de una carballeira que es uno de los templos más desconocidos de las comarcas: Pena de Francia. Abundan las leyendas sobre ella, pero más allá de la tradición popular, los historiadores han sido capaces de certificar su vínculo con un santuario dominico ubicado en El Cabaco, en el sur de la provincia de Salamanca.
“Erigió este venerado santuario doña Florencia de Estua y Miranda, esposa de don Fernando Sanjurjo Montenegro, previa licencia del obispo, don Dioniso Pérez de Escobosa, que gobernó la sede desde el 23 de agosto de 1663 al 12 de septiembre de 1668”, recogía el cronista de Mondoñedo, Eduardo Lence-Santar y Guitián, en un manuscrito con fecha de agosto de 1933 que citó Francisco Javier Martínez Prieto, párroco de Ortigueira, en un artículo sobre la ermita.
El sacerdote, licenciado en Teología Bíblica, docente y divulgador de la historia, es quien aconseja que las leyendas no impidan ver que “lo verdaderamente histórico es que existe la Pena de Francia gracias a doña Remedios”. Esta mujer, que tuvo descendencia con el cura Basco Sanjurjo de Montenegro, sería la que inició la devoción a la imagen salmantina, aunque existen otras hipótesis.
De hecho, el religioso e historiador pontés Enrique Rivera Rouco, dejó escrito en “A Nova Unión” que los condes de Montenegro que erigieron el templo —Fernando y Florencia, del pazo Pude de San Simón da Costa— “fueron conocedores y devotos gracias a sus viajes por fuera de Galicia”.
No obstante, la historiadora Pilar Magadán, quien se interesó por la existencia de una Pena de Francia en esta recóndita aldea gallega, subrayó que el matrimonio pudo también conocer la advocación a través de los conventos de dominicos existentes en Viveiro y que no tuvieron, por lo tanto, que haber estado nunca en la localidad salmantina.
Lo que sí deja claro es que comparten las mismas dos fechas festivas: el Lunes de Pascua —cuando se halló la imagen en una gruta de Salamanca por parte de un estudiante francés, de ahí el nombre— y el 8 de septiembre, la natividad de la virgen, jornada en la que hubo procesión y verbena en el entorno de la ermita pontesa.
Además, despertó la curiosidad de Magadán que la imagen gallega, una talla de madera policromada, estuviese ataviada con el traje “de vistas” tradicional de las novias en la Sierra de Salamanca en aquel lejano siglo XVII, adquiriendo además su tallado un valor etnológico de gran importancia.
