“Cando chove e fai sol, anda o demo por Ferrol”. Y seguro que fue uno de los miles de visitantes que recibió ayer la villa marinera de Mugardos, que disfrutó desde por la mañana y hasta bien entrada la noche, de la trigésimo primera edición de la Festa do Polbo, un evento marcado en el calendario de los amantes de la gastronomía y que está declarado de Interés Turístico de Galicia.

Durante toda la jornada y sobre todo al mediodía se sucedieron largas colas para coger una lancha que te trasportase hasta el puerto mugardés y también, una vez allí,  para conseguir una de las 3.500 raciones de pulpo a la mugardesa que comenzaron a servirse, a un precio de 10 euros, por turnos –un sistema implantado el pasado año tras el regreso de la fiesta después del parón de la pandemia–. Así, entre las 12.00 horas y las 18.00, la firma Casa Taboada  –de Touro y que repetía tras haberse estrenado en 2022– preparó 430 elaboraciones por tanda –servidas en plato y taza de cerámica de Buño–, entre las que también había disponible empanada (a dos euros). Para ello fueron necesarios alrededor de 1.500 kilos de cefalópodo. 

 “Creo que fue uno de los años que más raciones de pulpo se sirvieron en la carpa. A falta de los datos finales, creo que se quedaron muy poquitas por vender”, comentaba a media tarde la concejala de Cultura, Begoña Roldós.

Pese a que el día amenazaba con ser lluvioso por la mañana, finalmente el tiempo respetó la celebración y las calles de Mugardos se llenaron presentando un gran ambiente. Como ya es tradición, no faltaron los Kilomberos, que a partir de las 18.30 recorrieron la Avenida de Galicia. A estos les tomó el relevo Louband, “para continuar dándolo todo”, comentaba Roldós. El broche final a esta fiesta en la que el Concello volvió a rendir tributo a su “polbo á mugardesa” corrió a cargo de la orquesta Finisterre, en el entorno de las Casas Baratas.

Tranquila

Pese al abarrote de gente que presentaron las calles de Mugardos, la jornada fue “tranquila” para los efectivos del dispositivo de seguridad preparado para el evento, que contó con efectivos de Protección Civil de la villa y de otros llegados de municipios cercanos como los de Ares, Fene, Bergondo y Ferrol –estos últimos ofreciendo apoyo en el ámbito sanitario–. 

“El año pasado a las 16.00 horas ya habíamos atendido a varias personas por golpes de calor. Hoy [por ayer] tenemos al GES pulverizando agua porque la gente se acalora, pero nada en comparación” indicó la responsable municipal, que incidía en la buena acogida de la presente edición. “La verdad es que estamos muy contentos. Las calles están llenas, hay muy buen ambiente y la gente se lo está pasando muy bien”.