Los tres tapones urbanos que traen de cabeza a los residentes de Ultramar

El gobierno local inició en los últimos meses los trámites para la eliminación de dos de estas barreras circulatorias
Los tres tapones urbanos que traen de cabeza a los residentes de Ultramar
El gobierno local inició a comienzos de mes el expediente de expropiación de los terrenos particulares | Jorge Meis

Los tapones urbanos son, a día de hoy, uno de los problemas derivados del crecimiento de la ciudad más difíciles de solucionar en términos administrativos. Estos cuellos de botella, en el mejor de los casos, y auténticas barreras arquitectónicas en el peor, tienden a generarse cuando la expansión del núcleo poblacional alcanza con el tiempo áreas antaño alejadas y, por tanto, no contempladas en la planificación circulatoria inicial.


En el caso de Ultramar, uno de los barrios más poblados de Ferrol y, a la vez, con mayores problemas de aparcamiento, son tres los puntos de conflicto que traen de cabeza a sus vecinos: la conexión de la calle Brasil con Bertón y México; la barrera entre Adolfo Ros y Sartaña; y el conocido como el tapón de la calle Cuba. Todos ellos, además, son muy diferentes a los de zonas como Canido y Catabois, en cuanto a que no se trata de pasos estrechos provenientes de una época con mucha menos circulación rodada, sino que son directamente viales interrumpidos por terrenos en su mayoría abandonados.


En el caso de Adolfo Ros, el Concello ha destinado una partida de 100.000 euros de los presupuestos municipales del presente 2025 para su eliminación. La intervención en sí, de la que de momento no se han ofrecido detalles, sería relativamente sencilla, dada la poca superficie que separa ambos viales, siendo la principal complicación la demolición de un terreno y el anexo a una vivienda que se interponen entre ambas calles. Asimismo, la calle Cuba, una de las grandes demandas de los vecinos del barrio, no se encuentra entre los planes inmediatos del Concello, aunque en su momento se trasladó a la AVV que se estudiaría la viabilidad de la actuación y que, si bien no está reflejada directamente en los presupuestos, esta podría incluirse dentro de otra partida.

 

Calle Brasil, al desnudo


La última de estas actuaciones, anunciada a comienzos del presente mes de abril, será el “desatasque” de la calle Brasil, que se acometerá en el marco del convenio entre el Concello y la Xunta para la “regeneración urbana” de la ciudad naval. La intervención, como detalla la memoria del proyecto, está presupuestada en 300.000 euros –incluyendo el 13% de gastos generales, el 6% de beneficio industrial y posteriormente el 21% del IVA–, a los que se sumarían 133.451 para la expropiación de aquellos terrenos afectados que no son de titularidad municipal.


Los trabajos en sí afectarían a una superficie de 4.797 metros cuadrados –las ocho parcelas del Concello, de 2.963, más las seis de 1.834 que se expropiarán–, si bien el área en la que se actuará es de aproximadamente 1.320. Y es que, como detalla la memoria y se puede observar en el propio sitio, la calle Brasil se encuentra completamente construida en sus dos extremos, restando terminar la unión central, que a día de hoy bloquea un gran terreno cubierto de vegetación. Así, desde la AVV se proponía, aprovechando la eliminación del tapón, la construcción en dicho punto de una gran zona verde, algo que, al menos por el momento, no está contemplado en el proyecto –aunque podría acometerse posteriormente–.


De este modo, el Concello realizará una serie de trabajos previos de desbroce y limpieza superficial, demolición y retirada de elementos residuales en el área y labores de movimiento de tierras para la explanación y rasanteo del terreno, así como para la ampliación de la plataforma para el tráfico rodado. Posteriormente, en la zona destinada a la circulación de vehículos se aplicará una primera capa de zahorra artificial y una segunda de aglomerado. Para la acera, como detalló el gobierno local en su momento, se emplearán losetas de hormigón con un diseño similar al de las calles adyacentes para darle continuidad. Asimismo, en esta misma fase se ejecutarán las canalizaciones de drenaje, los sumideros, también de concreto, y la conexión con la red de aguas pluviales.


Una vez finalizados los trabajos se procederá a la urbanización de la zona, mediante la instalación de iluminación pública –que empleará tecnología LED–, el pintado de señalización horizontal y colocado de la vertical, así como del mobiliario urbano, como bancos y aparcabicis. 

Los tres tapones urbanos que traen de cabeza a los residentes de Ultramar

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