El público pide una tercera edición de un proyecto que nació en el jardín de una casa de Valdoviño

Las Wilsonadas, que son una iniciativa privada, nacen con la voluntad de recuperar la ilusión por el verano

Durante el periodo estudiantil –independientemente de la edad o el nivel educativo– el verano se presenta como el apogeo de la temporada. Para muchos, los campamentos estivales eran el punto álgido del año y, volver a casa después de una semana en la que un extraño se hace tu mejor amigo, el peor de los finales.
Pedro Rico (22), natal de Valdoviño, echaba de menos el sentimiento de crear memorias que, al llegar a casa, “era lo primero que le querías contar a tus padres”. Él es Wilson, ese es su apodo en su grupo de amigos, el creador de las Wilsonadas que en su segundo año han reunido a un total de 30 personas –de diferentes puntos de Galicia y de Madrid– en el Camping A Lagoa (Valdoviño). 


El año pasado fueron 15 personas, este año ya doblaron y tanto Rico como sus dos cómplices, su hermano Fernando (20) y su amigo Álvaro Villar (21), tienen claro que no hay dos sin tres y las primeras ideas de la jornada de la edición de 2025 ya han empezado a florecer. A pesar de que la cita de este año pusiera su punto y final ayer, confiensan que “ya ha habido charlas sobre qué hacer en las futuras celebraciones y hemos recogido propuestas de los participantes”, lo que, sin duda es un aval de la gran acogida que están teniendo dentro de un público que este año ha ido desde los 18 años el más joven, hasta los 26 del más decano del grupo.


Con esta iniciativa no solo buscan generar comunidad, conocer gente o crear lazos, sino también llevar un poco de lo que ellos llaman “paraíso” –refiriendose a la playa que les ha hecho de telón de fondo– a otros que no tenían la suerte de conocerlo, al igual que poder lucir las opciones culturales de la zona.


“La playa de Valdoviño nos ha encantado siempre a los tres, nos sentimos muy apegados a la zona y si lo hiciesemos en cualquier otra ubicación perdería totalmente la esencia”, declaran.


Dentro de su planing se incluyen actividades en otras zonas, como puede ser Cedeira, algo de fiesta y un sin fin de juegos que devuelven un espíritu aventurero que, a veces, con la edad parece que está perdido. 


En crecimiento


La idea que tenía en un principio “era hacer una gincana”, asumen, pero la gran acogida hizo que el proyecto fuera creciendo. “En la primera edición toda la organización fue algo mío, personal, pero al ver que este año había mucha más acogida decidimos hacer un equipo que nos permitiera diversificar y ser más efectivos”, exponía Rico. Su hermano, por su parte, confiesa que nunca había pensado estar en la tesitura de tener que ser chef para 30 personas pero es que, además, junto con otro compañero, es quien lleva la parte de logística y finanzas dentro del equipo. “Realmente nosotros con esto no tenemos ninguna recomensa económica”, prosigue, ya que “la inscripción son 10 euros, con los que reservamos el camping y, en el segundo pago, 55 que nos dan para la compra, los materiales y los propios premios”, explica el más joven de los tres miembros de la cabecilla. 


El caso de Villar es diferente ya que, en la primera edición, él fue campista y ahora juega para el otro equipo. Estudia en Santiago de Compostela y ha arrastrado a parte de sus colegas hasta el camping. Desde una óptica objetiva se podría pensar que la juntanza de tanta gente desconocida podría generar tensiones pero el equipo se adelanta, lo tienen todo pensado y la primera jornada la dedicaron a actividades de team building que permitieron que se perdiera la verguenza y se encontrara camaradería.


“Nosostros cogemos los juegos más sencillos que conocemos, desde el pañuelo a una carrera de sacos, y tres equipos compiten durante varios días y van consiguiendo una serie de puntos y, al final de la estancia, hay un reparto de premios”, explica Rico en lo relativo a las dinámicas de funcionamiento. Como se puede observar, esto es mucho más que una simple estadía campista con amigos –y amigos de amigos– en un camping cualquiera.


Por ahora, la inciativa es privada y juegan, un poco, con el boca a boca de amigos y conocidos pero, pensando en grande, esta podría llegar a ser una iniciativa que abarcase mucho más que el círculo de conocidos.


La primera edición fue en la casa particular de los hermanos, la segunda ya ha tenido que ser fuera y parece que la tercerá dará aún más de sí

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