La iglesia de San José de Ares presentó esta mañana un lleno total. A los habituales feligreses se sumaron unos fieles compañeros de vida: sus mascotas. Y es que cada 17 de enero –la localidad aresana retrasó unos días esta efeméride, quizás, por coincidir en miércoles, día lectivo– los templos abren sus puertas también a los animales, para que puedan recibir la bendición de su patrón, San Antonio Abad o San Antón.

Esta iniciativa comenzó en la localidad en 2019 a petición de tres fieles y se celebra también en otras parroquias del municipio –Cervás, Lubre y Limodre–,  del mismo modo que en el resto del Estado, en donde la tradición cuenta con un fuerte arraigo. De hecho, esta función religiosa fue retransmitida en directo a través de las redes sociales, con el objetivo de que también pudiesen tomar parte los que no pudieron desplazarse al templo.

El acto litúrgico estaba abierto a todo tipo de mascotas –la iglesia acogió a gatos, tortugas o conejos–, aunque los protagonistas fueron sin duda los perros, cuyos ladridos espontáneos pusieron la nota diferente a una misa que contó, además, con la ambientación musical de un coro vocal e instrumental.

“Los animales creados por Dios habitan el cielo, la tierra y el mar”, relató el párroco al culminar el acto, instantes antes de que algunos de los allí presentes elevasen a su mascota “al cielo” para recibir el agua bendita, en una escena que a muchos niños y niñas nacidos en los 90, a buen seguro, les trasladó a la mítica escena del Rey León, cuando Rafiki eleva a Simba para presentarlo ante los animales allí congregados. Todo  ello para que gocen de salud durante el resto del año.

El templo contó además con una gran presencia de menores, que no duraron en llevar a sus peluches –con formas de animal, como osos y elefantes– para festejar también esta jornada.