Un palo más, otra vez, muy del Deportivo, con todo a favor, con su afición, en su campo, en
un partido que se había puesto de cara. De nuevo la tristeza, la decepción, con cierto parecido a aquel ascenso frustrado en Mallorca. Por tercera temporada seguida, el equipo estará en el fútbol de bronce incapaz de encontrar la vía de plata.
Demasiado incluso para el deportivismo, que había preparado el ambiente idóneo para ascender. No pudo ser.
La Fuente de Cuatro Caminos tendrá que esperar al menos otro año. María Pita vio el ascenso de un coruñés, Rubén de la Barrera, pero no del equipo de su ciudad. Es lo que hay. Otro fracaso que digerir.
Mario Soriano le ganó la batalla por la
titularidad a William de Camargo para la gran final de la temporada. De la Barrera, abucheado por Riazor cuando su nombre sonó por megafonía, salió a por todas. No le valía el empate, quería poner el partido a favor para intentar generarle dudas al Deportivo.
El conjunto manchego partió
con un 4-2-3-1 en ataque, 4-1-4-1 en defensa y el Deportivo con el habitual 4-3-3. Los blanquiazules leyeron bien la propuesta inicial de su exentrenador. Presionar y salir al contragolpe les abrieron los primeros espacios, como el que descubrió Soriano en una jugada que acabó con un disparo de Juergen que rechazó la zaga rival. Buscaron la amplitud y la consiguieron, pero también el Albacete recurrió a esas transiciones, con automatismos adquiridos en la pizarra. Avisó con un centro de Rubén Martínez a los 10 minutos al que no llegó Jordi Sánchez en el segundo palo. Para entonces, Rubén Martínez ya había visto la primera amarilla del partido.
Al Deportivo le faltó precisión en el golpeo y acierto en las decisiones a partir de tres cuartos de ataque. Había voluntad, pero no efectividad. Tampoco estaba sobrado su rival en la salida del balón.
El posicionamiento de los de
Borja Jiménez fue un acierto en la primera mitad. Fue a por el Albacete en campo contrario, no le dejó que se estructurara en territorio blanquiazul. Soriano avisó tras una dejada de Miku, Su disparo se le marchó alto.
Fue el preludio del gol.
Otro golazo de Soriano. El niño que se hizo hombre en el playoff de ascenso con una segunda parte espectacular ante el Linares y con su resolución ante el Albacete. Corría el minuto 66, presionó el Deportivo, enorme, hasta el final. Todos y cada uno de los soldados de Borja. Forzaron el error después de varios intentos en la misma jugada. Interceptó el capitán Bergantiños, quien si no, Miku retrasó para Juergen, de cara a puerta del Albacete, filtró el colombiano, recibió Soriano y se la pinchó con la izquierda a Bernabé en la salida. 1-0. Éxtasis en Riazor.
El Albacete intentó reaccionar, levantarse.
Riki probó por primera vez a Mackay. La respuesta del portero fue segura, sólida. Un blocaje que no dio lugar a dudas.
En el arte de defender con la zaga adelantada, el Deportivo se maneja a su antojo. Jaime y Lapeña dieron un recital hasta el descanso. Se anticiparon y se impusieron.
La mitad del camino estaba andado. Al campo regresaron los mismos protagonistas. También Villares, que había acabado algo tocado el primer tiempo.
El Albacete salió a morder. Era lo que le quedaba. Rubén Martínez se anticipó por arriba a Héctor, pero ahí estaba Mackay para salvar los muebles.
Tocó remar, aguantar, resistir. Sufrir. No sería el Deportivo si no fuera así.
El equipo estaba algo fundido. Soriano pidió el cambio. Riazor se puso en pie para premiarle.
Quedaban 20 minutos. Rubén Martínez intimidó con un disparo desde la frontal que se fue a la derecha de Mackay. Un susto. Un aviso.
Con jugadores de refresco,
el Albacete encontró el empate a falta de ocho minutos para el final. Una falta lateral, una acción a balón parado, una más esta temporada, un problemón que coincidió además con dos cambios de Jiménez y también uno de De la Barrera. Lo que no se debe hacer al defender una jugada de estrategia. Cabeceó Alberto, que se impuso a su par y la coló lejos del alcance de Mackay.
El Deportivo reculó al máximo.
Sin Juergen ni Quiles. No podía más. Fueron momentos de mucho sufrimiento. El Albacete jugó a su antojo. El pitido que encaminó el partido a la prórroga supuso cierto alivio. No demasiado. El equipo estaba sobre la lona.
Sentó bien esa mini pausa. Lo suficiente para recuperar energía y posicionamiento. El Deportivo se pareció al que había empezado el partido. Con corazón, con más empuje que el del Albacete.
Resuelto el primer tiempo sin goles,
quedaba un cuarto de hora para celebrar o llorar. Incluso para las dos. Al final las lágrimas fueron del Deportivo.
En un balón lateral, servido desde la derecha, marcó Jordi Sánchez, de nuevo con un testarazo. Faltaban siete minutos. Demasiado poco. Aun así lo tuvo el Deportivo. Lapeña hizo un Pablo Marí en el tiempo de descuento, un cabezazo que, como aquel que estuvo a punto de suponer el ascenso a Primera División en Mallorca, se perdió por la línea de fondo, como el del pozo del que no es capaz de salir el conjunto herculino.
Depor 1 - 2 Albacete |
Deportivo: Mackay; Antoñito, Lapeña, Jaime Sánchez (Borja Granero, m.102), Héctor Hernández (Aguirre, m.115); Villares (Noel, m.115), Bergantiños, Juergen (William, m.81); Quiles (Álvaro Rey, m.81), Miku y Soriano (De Vicente, m.69). Albacete: Bernabé; Emmanuel (Llinares, m.81), Boyomo, Djetei, Julio Alonso; Fran Álvarez (Montes, m.96), Riki (Alberto, m.62); Rubén Martínez, Manu Fuster, Kike Márquez (Sergi, m.89); y Jordi Sánchez. Goles: 1-0, M.26: Soriano. 1-1, M.82: Alberto. 1-2, M.113: Jordi Sánchez. Árbitro: Fuentes Molina, del Comité valenciano. Mostró amarilla a Rubén Martínez (m.5), Emmanuel (m.21), Julio Alonso (m.103) del Albacete; y a Héctor Hernández (m.79), Antoñito (m.109), del Deportivo. Incidencias: Final del playoff de ascenso a LaLiga SmartBank disputado en el Estadio Abanca-Riazor ante 27.215 espectadores |