La última vez que Fran Manzanara se enfundó la camiseta racinguista fue a finales de noviembre, en esa primera bola extra de los ferrolanos debido al aplazamiento ante el Castellón. Un encuentro que finalizó en un escaso empate (0-0) tras el que el de La Solana dejaba a los suyos, si bien ya en posiciones de descenso, a tres puntos de una salvación que por aquel entonces marcaban los jugadores del Deportivo.
Trece partidos después, y con catorce puntos de distancia de la zona de permanencia, uno de los veteranos en la plantilla racinguista regresó para impedir que el grupo verde tocase un fondo, o no, cada vez más cercano y más pronto de lo necesario. Manzanara fue de las pocas luces que ayer consiguieron iluminar a un Racing con muy poca chispa en Granada. “Es una parte positiva, que después de tres meses y medio he podido volver a jugar. Ojalá pueda disputar muchos más minutos”, señalaba el futbolista visiblemente abatido.
Y es que, si bien las matemáticas todavía permiten mantener ciertas esperanzas a la plantilla verde, el de La Solana lo tiene claro. “La realidad es muy complicada. Lo hemos comentado. No nos podemos dejar ir por toda la afición, por nosotros, por todos”, apuntaba Manzanara, entendiendo el descontento de su afición “porque no estamos rindiendo al nivel que deberíamos. Quedan todavía doce partidos y tenemos que luchar hasta el final. Tenemos que quedar lo más arriba posible, si nos da para poder salir bien y si no no nos da pues habrá que luchar, pero no nos vamos a dejar ir”, sentencia.
Una pelea tanto deportiva como mental en la que, como se ha visto durante toda la campaña, y así lo reafirma el jugador, “cuando estás abajo, te pasa cualquier cosa mala y te afecta el doble. Tenemos que vivir con eso”, añade un Manzanara que ha tenido que ver desde fuera la lenta agonía de los suyos, regresando para hacer de ese necesario flotador en el que sustentarse mientras sigue o cambia la corriente.