Vuelve el Racing a Balaídos, un escenario clave de su historia reciente. Allí vivió uno de los momentos más tristes de los últimos tiempos con la eliminación del playoff de ascenso a Segunda, provocada por la derrota sufrida ante el Nàstic de Tarragona en la primera eliminatoria de la promoción. Pero también fue ahí donde llegó el momento álgido del resurgimiento del racinguismo, que se volcó en el apoyo a la escuadra verde en busca de un ascenso que al final no logró.
Casi cuatro mil aficionados se desplazaron a principios de junio a Vigo para ver un partido que inicialmente parecía que se iba a jugar en A Malata, pero que las normas de la RFEF hicieron que finalmente se disputase en este escenario. De todas maneras, la distancia no arredró a la afición racinguista, que no dudó en formar parte de los más de veinte autobuses que se desplazaron a la ciudad olívica con motivo de este partido. Allí le dieron ambiente a la ciudad, presenciaron el encuentro y, sobre todo, permenecieron durante casi media hora en sus asientos para agradecer al cuadro verde todo lo que había hecho durante la temporada, a pesar de que el resultado final no era, ni mucho menos, el esperado.
Ahora, en un contexto totalmente diferente –el partido que se va a jugar es de liga regular y la presencia de aficionados que se espera es mucho menor–, el Racing espera que Balaídos vuelve a ser especial... pero por la victoria.