El Costa Ártabra no pudo sobreponerse a la odisea previa al partido y sucumbió ante un Gijón más efectivo (73-67).
“El encuentro se nos hizo muy pesado, ya que a las dos horas y media de coche le tuvimos que sumar casi dos horas de calentamiento porque los árbitros del partido llegaron tarde porque estuvieron dirigiendo otro partido de Primera Nacional en Avilés”, se lamentó Ariana Charlón.
A pesar de eso, de la baja de Irene Aller y de las múltiples faltas en contra, su equipo compitió durante todo el momento y puso en muchos aprietos a su rival, “pero cada vez que nos acercábamos nos pitaban contactos muy justos y nos cortaron el ritmo”, se quejó.