La de hoy fue una tarde para probar cosas nuevas, en la que hizo falta tirar de plan A, plan B y “porque no nos quedaba un plan C”, decía el técnico racinguista. Hay muchas rutas hacia el último cuarto del campo, y la escuadra verde probó hoy su suerte por varias de ellas, una jornada más, sin recompensa. “Nos está costando algo más de lo que creía”, reconocía Parralo, convencido de que el equipo “tiene calidad para hacerlo mucho mejor”.

Para la ocasión, escogió apostar más por el juego desde atrás, “hemos intentado elaborar, por eso hemos metido a Álvaro Sanz –en oposición a un Manzanara más volcado en lo defensivo– para tener más posesión, más claridad”, una idea que no terminó de cuajar en el ecuador del césped, con tres centrocampistas en la misma línea, alejados del punta. “Lográbamos tener el balón, circulaba. Llega al lateral y no tenía pase hacia adelante, o muy perpendicular, donde luego el juego se ensuciaba un poco y había perdidas”, diagnosticó el “míster”, que echó en falta un “escalonamiento de posiciones más definido sobre el césped”.

Adaptarse a lo nuevo

El descanso propició la oportunidad para aclarar conceptos. “Hoy se ha jugado de una manera diferente a lo que veníamos haciendo, hay que adaptarse y yo creo que no hemos interpretado bien”, valoró Parralo. Giménez y Chiki eran enviados para refrescar la médula ofensiva, pero el técnico siguió acusando la falta de acierto, especialmente tras el par de oportunidades claras que podrían haber desembocado en un tardío primer gol en los últimos compases del partido. 

Escogió quedarse con lo bueno: primer día con la portería a cero, un punto más y actuación satisfactoria de un Bebé recién llegado y muy prominente en el campo, “nos ha faltado que llegue a zona de remate pero lleva tres días y es difícil pedir eso a un jugador”, compartió. Con todo, Parralo reconoció no poder zafarse de la sensación de decepción al no conseguir otro día más los tres puntos en su fortín.