El extremo derecho Dorrío fue, una vez más, el jugador que más kilómetros hizo el pasado domingo en A Malata, en esta ocasión buscando darle la vuelta a un partido ante el Oviedo en el que “no se nos dio nada. Fue un palo muy duro”. El futbolista vasco –que ha participado en todos los duelos ligueros, en diez de ellos en su totalidad, con una media de 77 minutos en el cómputo global– no consiguió ayudar a los suyos a conseguir los tres puntos, en un encuentro tras el que “estábamos terriblemente decepcionados y enfadados, y sabemos lo que se genera alrededor”, confesaba el jugador, “al final se dice que no dejan de ser tres puntos, pierdas por uno o por dieciséis, pero al final las maneras afectan mucho, y somos los primeros en entenderlo”.
La piel del Racing cuenta ahora con esta nueva herida carbayona y el tiempo de cicatrización es, obligatoriamente, hasta que comience el domingo a las 14.00 horas el encuentro ante el Sporting de Gijón. O incluso antes para un Dorrío cuyos pasos se acortan al “día a día para poder competir bien, y que eso nos genere confianza, que es lo que más necesitamos”, subraya el extremo, “lo primordial es ganar al Spoting y a partir de ahí verlo de otra manera, que todo esto se calme un poco”.
El futbolista de Bilbao echaba la vista atrás a esos encuentros disputados en un mes de octubre que parecían el del definitivo arranque racinguista –con dos victorias consecutivas y tres empates–, recordando especialmente una igualada ante el Huesca que “como se dio el partido aquí, nos frenó un poco esa dinámica positiva”, señalando que la consecución, de nuevo, de otro triunfo “sería el punto de inflexión, de aquella el equipo ya se vio de otra manera. Tenemos que ganar sea como sea, da igual el método, el modo y a partir de ahí agarrarnos a algo que nos dé confianza”.
Una confianza trasladable a la afición, una hinchada a la que Dorrío entiende a la perfección y la que quiere dar mucho más. “Entendemos que tienen una tristeza por su club y van a venir a acompañarnos –a Gijón– una vez más y palabras para ellos pocas, lo que hay que hacer son hechos. Darles una victoria ya cuanto antes, por ellos y por nosotros”.
Para seguir nadando en el océano del descenso y conservar fuerzas para encontrar la orilla de la salvación, el grupo racinguista, como bien señala el jugador, tiene que soltar lastre “resetear, esto continúa, llegar limpios –al próximo partido–. Si parase podrías lamentarte, relajarte un poco, pero el único foco es el de ganar sea como sea el domingo y que lo único que no se te pueda achacar es que no te hayas dejado todo para poder sacar los tres puntos”.
Con confianza plena en Parralo y dejando claro que cada uno tiene que dar su mejor versión, Dorrío es consciente del momento por el que atraviesa la afición racinguista ya que ellos mismo lo ·”estamos viviendo en primera persona. Entendemos la crítica y el enfado, pero cuanto más cuesta seguir confiando en nuestro trabajo, en estos momentos, que son los más duros, es en los que tenemos que seguir confiando en lo que estamos haciendo. A cada uno individualmente nos ha costado mucho llegar hasta aquí y al club también, lo entendemos”.
Una losa de falta de resultados y asimismo de responsabilidad que pesa en las piernas racinguistas, y que el propio Dorrío ya cargó la pasada campaña con el Amorebieta. Una experiencia que el vasco extrapola ahora a la nave verde al señalar que “lo que me queda es que cuando lo ves todo perdido siempre hay algo a lo que agarrarte”. Y es que su exequipo se quedó a un partido de lograr esa salvación tras momentos “en los que casi habíamos tirado la toalla y al final el futuro te dice que sí, que te da para conseguir la salvación”.
Trasladar y transformar la rabia que en la actualidad se masca en el ambiente racinguista en algo funcional en el campo es el siguiente paso en el camino verde, ya que como apunta Dorrío “ese enfado, esas ganas de querer darle la vuelta a la situación lo tienes que llevar a la pelotita, que es lo importante”, señala un jugado. El futbolista reclamaba su identidad, recordando y apartando las distracciones que puedan traer aparejadas las preguntas sobre el mercado de invierno.
“Soy el mismo jugador que hace cuatro meses y mis compañeros también, entre todos tenemos que resetear”, rememora, añadiendo que su trabajo es “dar lo que tenga en el campo, entiendo la crítica. Yo sé lo que me ha costado llegar hasta aquí, a cada uno, a mi nadie me ha regalado nada en mi vida y me quedo con eso”.