Poco más de ocho meses separaron el último duelo de Heber del vivido ante el Castellón, un partido en el que el naronés protagonizaba una nueva venida y, a pesar de volver a su casa, el extremo no dudó en confesar que “al principio estaba un poco nervioso. Fue de menos a más y estoy con muchas ganas de aportar, no sólo en el terreno de juego. A eso hemos venido, a tirar del carro y darle la vuelta a la situación, porque el equipo tiene mimbres para hacerlo”, sentenciaba.
El hecho de no atravesar por un buen momento en Portugal y la salida de Bebé, abrieron la puerta a Pena de nuevo a A Malata y “por suerte estoy aquí. Muy contento”, añadiendo sobre su salida en junio que “el mercado de verano se dio así. Yo quería quedarme, pero al final las cosas no son como uno quiere y busqué un destino cerca de casa. No hay que darle más vueltas”, sentenciaba.
Una estancia en el extranjero –si bien se le podía ver a menudo por A Malata– en la que el jugador estuvo “sufriendo, como todos los racinguistas. Costó mucho llegar aquí y por eso frustra y no poder ayudar desde dentro”, relataba, “ahora tengo la suerte de volver a hacerlo y que el equipo pueda estar en Segunda, será bueno para todos. Hemos venido a luchar, por mí, por mis compañeros y por toda la ciudad”. Y lo hace, además, con horas extras junto al “Pocho” –como así llama a Insúa– y portando con responsablidad el 8 de su compañero Álex López. “Es un orgullo, le dije que lo heredaba de muy buena gana y que intentaría hacerlo tan bien como él”.