La primera vuelta de la temporada de O Parrulo en Segunda ha sido de todo menos tranquila. Le afectó la ausencia de Adri en las tres primeras jornadas, remontó después hasta situarse tercero y, primero la plaga de lesiones y, después, los contagios de covid y los consiguientes aplazamientos (hasta tres) lo han llevado a puestos de descenso. Pese a todo, su técnico, Óscar Vigo –Narón, 1975–, es optimista.
¿Qué valoración hace de la primera vuelta de la temporada?
Acabamos la primera vuelta en puestos de descenso y es un hándicap muy importante porque antes llegamos a estar en la tercera posición. Vivimos picos de estados de forma a nivel deportivo, muy condicionados por las lesiones. Somos una plantilla corta que sufrió la lesión al mismo tiempo de cuatro jugadores con más minutos dentro del equipo. A cualquier plantilla, por muy amplia que sea, la penalizaría el hecho de que se le lastimasen sus cuatro jugadores con más minutos en el mismo momento de la competición y este condicionante interrumpió la línea que llevábamos.
¿Es achacable a la mala suerte o hay otros factores que hayan podido influido?
No, son lesiones. Es mala suerte y forma parte del riesgo de practicar un deporte a este nivel. Estas lesiones de gravedad nos condicionaron a nivel deportivo, pero no se puede achacar a nada en concreto.
Aparte de las lesiones hubo también varios positivos por covid en la plantilla. En el último mes y medio no ha habido ni una sola buena noticia...
Suena mal desde dentro porque puede parecer que ponemos excusas, pero no es el caso, ya que los que estuvimos en condiciones trabajamos, intentando sacarlo adelante, pero sí es cierto que es muy mala suerte. Primero, por las lesiones, y, después, por los casos positivos que no solo provocan el aplazamiento de partidos, sino que te limitan la continuidad en el trabajo. En un deporte de este nivel, por mucho énfasis que pongamos en la preparación física, no pudimos avanzar a nivel táctico porque el equipo estuvo parado, sin competir... Necesitamos estabilidad para poder trabajar.
¿Todas estas circunstancias han forzado un cambio en los objetivos a medio plazo?
Los objetivos del equipo son el trabajo de base, sacar gente joven, que el equipo mantenga, por supuesto, la categoría y mirar un poco a medio y largo plazo. Yo siempre consideré que los objetivos nos los iba a marcar la propia competición, y sigo pensando así. Es cierto que acabamos la primera vuelta en puestos de descenso, pero creo que la realidad de la tabla se verá cuando todos los equipos volvamos a igualarnos en jornadas disputadas. Somos el equipo que más tenemos que recuperar (tres partidos)... Hay que competirlos, sí, porque son rivales muy difíciles, pero hasta que no se igualen las jornadas disputadas la clasificación no será real. Cuando eso llegue, valoraremos dónde está el equipo... Es una Segunda que a mí me sorprende mucho porque está muy igualada: en cinco puntos puedes estar peleando por no descender o cerca del playoff.
¿Qué extrae de positivo y qué cree que se debe mejorar?
Cosas positivas hay muchísimas, la verdad. Me quedo con el talento de los jugadores jóvenes y todo lo que aportaron jugadores con experiencia que están llamados a ser importantes, tanto a nivel deportivo como en la transferencia y los consejos a los jóvenes. Me encanta entrenar con ese equilibrio que dan jugadores con experiencia en categorías superiores y los jóvenes que debutaron esta temporada. Es muy positivo que todos trabajemos para lograrlo porque lo estábamos consiguiendo y estoy seguro de que lo vamos a volver a hacer. En cuanto a cosas a mejorar, creo que es importante que los jóvenes sigan dando pasos y que cada vez nos ayuden más. Son jugadores que están en su etapa final de formación y les estamos exigiendo que sean importantes en una categoría como Segunda: tenemos que tener mucho cuidado con eso.
Hay que subrayar la identificación de los jugadores con el club
Óscar Vigo es un hombre de la casa. Entrenó en las categorías de base de O Parrulo muchos años y conoce el método que ha llevado al club a ser una referencia en el trabajo de cantera.
¿Hay talento en la base para construir O Parrulo del futuro?
Sí, estoy convencido de ello. Tengo la suerte de tener en Segunda División jugadores que he entrenado en benjamines. Es un orgullo y hay que aplaudir el trabajo de los monitores, de Roberto Testa e Iván López, que iniciaron este trabajo de base hace una década. Hay ahora jugadores en el primer equipo que empezaron en biberones. Hay que subrayar esa identidad y ese sentimiento de pertenencia que tienen los jugadores con el club. Es muy fácil trabajar con gente así porque lo que tienes que inculcarles del club, la identidad, ya lo tienen, ya son ADN O Parrulo: son jóvenes y quieren ser jugadores. Esto es crucial porque he visto jugadores con calidad a los que les faltaba algo tan importante como la calidad, que es querer ser jugadores. Y nosotros trabajamos con jugadores muy jóvenes para que sean importantes en el primer equipo, y lo van a conseguir. Y los que vienen detrás, también.