Los racinguistas acuden en masa a cambiar sus localidades en A Malata

Algunos hacían cola desde la noche anterior para realizar este trámite en la oficina
Los racinguistas acuden en masa a cambiar sus localidades en A Malata
La estampa habitual de cada año, protagonzado por los que esperan con comodidad e ingenio / Emilio Cortizas

Ayer a las diez de la mañana, la oficina del Racing abría al público para efectuar los ansiados cambios de localidades en el feudo local, tramite que podrá realizar hasta el viernes a las 14.00 horas. Pero como todos los años, para muchos aficionados la operación empezaba bastante antes. 

 

 

Entre los más madrugadores y a punto de pasar por la ventanilla, tres jóvenes esperaban a fin de poder cambiarse para el fondo sur, entre los rincones de ambiente más distendido en todo el estadio. Uno de ellos llevaba allí desde las seis de la mañana, “relajado todo, al menos va rápido, y no hace calor ni llueve”, señalaban. Aunque su objetivo era el de muchos, permanecían optimistas, “malo será, la gente va cambiando y hay quien sale de allí”, decían.


En el extremo opuesto de la fila, José llegaba media hora después de la apertura, “vengo a hacer el cambio para mi hija, porque el año pasado a última hora cogió un sitio en el que la visión no era buena” contaba, con la tranquilidad de alguien que sabe que el sitio ya lo tienen asegurado. 

 

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Minutos antes de que se habilitase el acceso a las instalaciones la cola bordeaba la piscina exterior / Emilio Cortizas

 

De padres e hijos iba la cosa para más de uno: hubo quien hacía cola con el carrito del bebé y otras, como Ana y su madre, descansaban en un banco frente a la piscina exterior de A Malata, que ayer a primera hora se encontraba parcialmente perimetrada por la cola. Aunque ambas racinguistas apreciaban que avanzaban a buen ritmo, los ánimos empezaban a decaer tras cuarenta minutos de espera. 

 

“Yo si lo sé no vengo”, decía la socia de mayor edad. Asombrada, llegaba a relatar que hubo delante de ellas “una chica que decía que fue de noche a la París de Noia y cuando terminó, vino para aquí”. 

Los racinguistas acuden en masa a cambiar sus localidades en A Malata

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