¿Hay sitio para más voleibol en San Sadurniño? ¿Puede crecer todavía más la afición en uno de los concellos de referencia gallegos y estatales de este deporte? Y la respuesta es más que afirmativa. La “aldea gala” de esta disciplina en la comarca –la localidad de menor población que llegó a formar en la elite nacional de este deporte– abrió las puertas esta semana a nuevas, y no tan nuevas, caras en la familia del Aldebarán y todo gracias a la iniciativa de la “retornada” exjugadora Lorena Di Carluccio.
“Sólo” cuatro meses le han hecho falta a esta joven de 31 años –“no pensaba que fuese a costar tanto, principalmente por trámites administrativos”, señala sorprendida, contenta y aliviada– para comenzar un proyecto que, además de recuerdos de seis años en la ciudad alemana de Hassloch –casualmente conocida por su afición al voleibol, “como en San Sadurniño”, apunta–, se trajo también en su maleta de vuelta a Doso.
Tras una vida vinculada al voleibol, tanto en el patio del colegio local como posteriormente en las filas de la entidad o en la Universidade de A Coruña, en donde asimismo fue entrenadora de un equipo femenino, practicándolo también durante su Erasmus en Rumanía –”el voleibol es un lenguaje universal, siempre te conecta con las personas”, recuerda Di Carluccio–, la local encontró en tierras alemanas una “solución” para todas aquellas personas que, como ella, tuviesen ese vínculo con esa disciplina.
“Después de muchos años fuera de juego, las viejas glorias merecen volver a juntarse de nuevo para hacer un reencuentro. No necesariamente el deporte tiene que estar siempre vinculado a la competición, por eso en este espacio te ofrecemos poder disfrutar del voleibol de una manera diferente, sin mayores compromisos o responsabilidades más allá de pasar un buen rato y recordar los viejos tiempos”, rezaba el mensaje lanzado por Di Carluccio para crear un ilusionante nuevo proyecto que ayer dio sus primeros pasos en la pista del Municipal de San Sadurniño.
¿La idea? Replicar, en la medida de lo posible, el exitoso modelo alemán que pudo disfrutar en su estancia en Hassloch, en la que, sin importar la edad ni el sexo, personas que en su momento habían practicado este deporte pudiesen volver a divertirse con él, con la creación de equipos mixtos y, quizás, en un futuro “la creación de una liga comarcal”. “Fui de cabeza a por él. La experiencia fue tan satisfactoria allí que sabía que cuando volviese quería hacerlo”, señala la de Doso, una “innovadora” idea con una gran acogida.
“Mucha gente se sintió identificada”, dice Di Carluccio, “hablabas con algunos de los primeros jugadores del San Sadurniño y se les iluminaban los ojos y te decían ¡qué ganas tengo de echar una pachanga!”, comenta. Y es que esta actividad les permite a esas personas entusiastas regresar a la pista sin las “ataduras” de la competición, ahora un poco más complicada de llevar quizá por estudios, trabajo o familia.
“Me informé y no había nada parecido. Aquí todo se va al lado de la competición y me parecía injusto, porque todo el mundo puede hacer lo que le gusta”, cuenta Di Carluccio, señalando que “revivir esa ilusión es muy bonito y la idea es la del reencuentro”, así como una convivencia posterior que también pudo disfrutar en Alemania, en una “competición” que era ya prácticamente una liga familiar, con la celebración, por ejemplo, de una comida posterior a los partidos. “El objetivo es desoxidarse, hacer equipo, y después, por ejemplo, ir a tomar algo al Dzine”, señala entre risas Di Carluccio.
La de San Sadurniño ha sumado así un primer punto en un set que comenzó con ciertas y entendibles dudas ¿Cómo lo hago, a través del Concello, del club? ¿Se apuntará la gente? Parte de las respuestas a estas preguntas ya las pudo conocer, por fin, en la tarde de ayer. “Todo es empezar”, añadía la de Doso que regresó de Alemania por morriña y por morriña comenzó también este ilusionante proyecto para seguir practicando voleibol. “Lo voy a disfrutar mucho y espero que el resto también”. Y, sin duda, así lo harán.
Lleno total. Así de buena ha sido la acogida de este nuevo grupo de reencuentros que comenzó ayer en el Municipal. Una lista de participantes en la que, precisamente en lo que buscaba Di Carluccio, hay nombres que cuentan rondan los 50 años y otros que por poco superan la veintena. “La gente tardó en llamar pero ahora casi hay que abrir otro grupo”, bromea la de Doso.
Unas sesiones, como ella misma apuntaba, sin exigencias, si bien la estructura inicial estaría planificada para cerca de dos horas, con media hora de calentamiento, otros 30 minutos de ejercicios de técnica y, después, la esperada pachanga. “Va a ser light total”, afirma, por lo que todas las personas interesadas y con pasado voleibolista ya pueden tener su hueco los miércoles en “Sansa”.