Días cálidos y veraniegos más que primaverales han dado paso a la llegada del invierno de nuevo. La ropa de abrigo que se empezaba a situar al fondo de los armarios vuelve a ser necesaria porque el frío ha regresado y de su mano la lluvia. No es raro que llueva en abril, de hecho es habitual. Recuérdese el refranero. Pero claro, uno disfrutó de la Semana Santa más cálida de los últimos años y volver a adaptarse a los días oscuros y fríos se hace cuesta arriba.
Lo cierto es que el tiempo está especialmente impredecible en estos tiempos, batiendo récords varios. Sin ir más lejos, el año pasado se registraron en Galicia las temperaturas más altas desde 1961, con una media de 14,9 grados. En noviembre y diciembre se volvieron a pulverizar registros meteorológicos. Por otra parte, el de enero fue el mes más lluvioso de la última década en la zona, acaparando titulares en diarios a cuenta de las trombas de agua, inundaciones, derrumbe de edificios, etc. Febrero, en cambio, ha sido el más seco en una década en Galicia y el tercero en lo que va de siglo.
Efecto del cambio climático o no, lo cierto es que el tiempo está, como se suele decir, más “loco” que nunca. Analizando el histórico de los datos recabados en la estación del CIS de A Cabana, marzo también ha sido un mes diferente, ya que ha sido especialmente caluroso. A nivel nacional fue el más seco y cálido del siglo. En Ferrol, fue algo húmedo, con 18 días con lluvia, si bien de esos la mayoría no superaron los 10 litros por metro cuadrado a excepción de día 11 (23 litros) y el día 23 (21 l.). Comparando el mismo mes de años anteriores, cabe citar que 2018 fue especialmente lluvioso con 225 litros frente a los 55 de 2019; 133 de 2020; 47 del año 2021 y los 122 litros contabilizados en 2022. Este año se registraron 116,8 litros de pluviometría en todo el mes, de modo que se puede decir que el período se movió dentro de los registros que le son propios.
Con respecto a la temperatura, el mes pasado, uno de los más cálidos a nivel nacional, en la zona se registraron jornadas en las que el termómetro superó los 22 grados –si bien marzo suele pasar de este valor habitualmente–. Así, analizando el último lustro, en 2019 la temperatura máxima se situó en 23,1º, frente a los 21,9º, 28,4º, 21,6º y 22,3º que se contabilizaron en los años sucesivos. Así, este ejercicio fue algo más cálido que el pasado y también menos lluvioso.
Abril, también apunta maneras. En lo que va de abril se registró ya un pico de temperatura de 25 grados y hasta la fecha se han recogido ya más de 35 litros (sin contabilizar los de la jornada de ayer), algo que contrasta de pleno con los 34 litros que se recogieron en el todo el mes de febrero, uno de los más secos en la zona en los últimos diez años.
En cuanto a las jornadas de lluvia que se han registrado en este mes, cabe precisar que se constataron 3,8 litros el día 1, y del 2 de abril al 9 no cayó ni una gota –en toda la Semana Santa no llovió ni un solo día–. El día 10, en cambio, se contabilizaron 1,5 litros, cero lluvias el día 11 y la jornada del 12 y del 13 se registraron en la estación de A Cabana 12,2 y 17,6 litros m2, respectivamente. En la jornada de ayer, a falta de recabar los datos de la tarde, ya habían caído otros 16 litros más. Si la tendencia no cambia, tal vez este mes de abril si haga honor a los múltiples refranes, el más recurrente, el de “En abril aguas mil”.