El albergue nocturno para personas sin hogar “Pardo de Atín” recibió a lo largo del 2021 a 700 usuarios, según los datos que se publican en la memoria anual de la Fundación Santo Hospital de Caridad. Las pernoctaciones totales, a lo largo de los 365 días, fueron 9.787, lo que implica una media de 27 personas diarias. El refugio tiene capacidad para 42.
En el albergue se ofrece cena y desayuno. Además, a los usuarios se les lava la ropa y se les suministra otra en el caso de que la necesiten. “En caso necesario reciben atencion sanitaria en el hospital”, apuntan. Además, destacan desde la Fundación que el local tiene un “alto nivel de confort”, con un servicio de conserjería a cargo de una empresa acreditada y con atención de las Religiosas de las Siervas de Jesús, apoyadas por una asistente social.
Las pernoctaciones en el 2021 variaron según los meses, con un mínimo de 645 que se contabilizaron en abril y un máximo de 935 en el mes de octubre. La media fue de 815.
La memoria desglosa además los países de origen de los 700 usuarios registrados. La mayoría (554) eran de España, seguidos por Marruecos (45), Portugal (26), Rumanía (19), Senegal (16), Colombia (16), Brasil (9), Perú (8) y Cuba (7).
De Ferrol y comarca proceden 88 personas, la mayoría de la ciudad (71), seguida de Narón (11), Neda, Fene y Valdoviño (los tres municipios con dos usuarios cada uno). Esta estadística se desglosa por sexos y, como es habitual, la mayoría son hombres (77 frente a once).
El cambio en la gestión del hospital Juan Cardona que se produjo en el 2021, pasando a manos de Ribera Salud –este verano se vendió el grupo Ribera al francés Vivalto Santé–, afectó también al refugio que, aunque sigue siendo de la Fundación, prestaba algunos servicios a través del hospital. Es el caso de la administración, mantenimiento, lavandería, ropería y alimentación. Desde el 10 de junio del año pasado la gestión la lleva directamente el Patronato “auxiliado por una gestoría en las labores administrativas y habiéndose externalizado los servicios de lavandería, limpieza y mantenimiento”, explican.
Estos cambios forman parte de la memoria ya desde sus palabras iniciales, donde se detalla que la pandemia llevó a la fundación “a una situación insostenible económicamente” y que la venta se produce para salvaguardar la viabilidad de la institución. En el interior, se explica la fallida reclamación a la Xunta y al Ministerio de Sanidad para compensar el deterioro durante la pandemia, puesto que se siguió atendiendo a los enfermos “pero sin otro tipo de actividad y sin poder aplicar ninguna medida de reestructuracón del personal”. El cálculo que hace la Asociacion de Hospitales de Galicia es que al Juan Cardona le corresponderían 725.244 euros, que se reclamaron administrativamente sin respuesta y que ahora están pendientes de que haya una resolución judicial.
Se acusa a las administraciones públicas de “desinterés”, especialmente las autonómicas y las locales, “negando todo tipo de apoyo a nuestra institución”. También reflejan la “negativa del Sergas a firmar un acuerdo con tarifas rentables y a indemnizar por las pérdidas casuadas por la paralización de la actividad”.
La fundación “sigue mantienendo la propiedad del hospital”, el albergue y la capilla del Espíritu Santo, además de reservarse el uso de tanatorio, clausura de las religiosas, archivo histórico y oficinas del Patronato.
El conflicto laboral con los trabajadores también aparece reflejado, justificando la implantación de “una serie de medidas económicas y organizativas”. Se habla de las movilizaciones y también de las sentencias hasta ahora favorables a la fundación y que dependen de la decisión del Tribunal Supremo.