La ciudad amaneció ayer con cielos grises, nieblas y temperaturas frescas, algo que lejos de preocupar a la población agradecieron muchas personas, poco acostumbradas a los calores de los últimos días. Es el caso de Fina Ares, que paseaba ayer por Fene “con chaqueta fina y camiseta de manga larga”. Aseguraba sentir cierto alivio ya que “aquí no estamos acostumbrados a pasar tanto calor ni a dormir con las ventanas abiertas, de hecho, si tengo que elegir prefiero esto a estos días atrás”.
Así, el día amaneció ayer feo y fresco, con el termómetro que no superó los 21 grados y la presencia de algunas gotas. Nada que ver con esas noches tropicales de entre 22 y 25 grados y esos días infernales con mercurios que han superado los 40 grados. Ayer fue también el primer día desde hace más de diez que Meteogalicia no tuvo que activar alertas por altas temperaturas en ningún punto de la geografía gallega.
De este modo, ayer ya fue necesario recurrir de nuevo a las chaquetas y en algún momento a los paraguas y la imagen de las playas, vacías, nada tenían que ver con los días previos, con arenales repletos de quienes intentaban refrescarse.