Gloria Angélica Ledezma llegó a España en diciembre de 2016, cuando solo tenía 25 años “Yo siempre digo que de algún modo le estoy devolviendo algo a España porque mi abuelo se fue de aquí hacia Venezuela cuando él tenía 25 años, la misma edad a la que me vine yo... él, como tantos otros, se marchó huyendo de la Guerra Civil, se quedó allá y murió allá. Era de Somozas y le encantaba venir de visita, yo vine con mis abuelos alguna vez y me encantaba Galicia, no quería volverme, quien me iba a decir entonces, de niña, que yo acabaría escapando de mi país para regresar a Ferrol”.
Gloria Angélica explica que en Venezuela “era parte de un partido político, uno de los más odiados por el gobierno, Acción Democrática, donde ejercía de secretaria de Organización Juvenil en la región donde vivía, estaba muy implicada. Mi familia es de Guarico, de San Juan de los Morros, éramos muy conocidos allá porque mis abuelos tenían un restaurante... pronto llegaron las amenazas.... Cuanto mi hijo contaba solo unos meses de vida un día, al llegar a mi coche, me pusieron una pistola en la cabeza, llegué a casa y pregunté que quien se salía del país conmigo, que me iba sí o sí, y en nada tenía las maletas hechas, nos marchamos mi madre, mi hijo, que hoy tiene ocho años, y yo. Si no fuera madre igual no hubiera tomado esa determinación, pero con un hijo las prioridades cambian..”, afirma.
Sostiene que no fue nada fácil “meter 25 años en una maleta y dejar amigos, familia... cuando los besé y abracé no pensaba que igual era la última vez que los veía, esto es lo más duro de emigrar, dejas toda tu vida atrás, cada vez que pienso en ello no puedo dejar de gritar contra Maduro y Chávez y el daño que nos han hecho y nos hacen cada día”.
Recuerda que en 2016 el desabastecimiento era insoportable y aquello también precipitó su salida.
“No tenía leche para darle a mi hijo, ni pañales...en 2017 la situación fue todavía peor. Yo en el fondo era afortunada porque tenía familia en Canadá que por fortuna me mandaba paquetes con leche, pañales, medicinas.. en Venezuela ibas a la panadería o a la carnicería a preguntar no si tenían un bollo o un filete concreto, sino simplemente si tenían algo para vender. La situación era horrible, y no importaba si tenías dinero y podías pagar algo más, no era cuestión de eso, no había nada y listo”.
Sostiene que dentro de lo malo ella fue afortunada. “En Venezuela tenía un buen nivel económico, tenía mi propia empresa, estaba estudiando Comercio Internacional en la Universidad Alejandro Espuma, y pese a que me faltaba un año para acabar todo lo tuve que dejar atrás, mi hijo fue la prioridad entonces y lo es hoy".
Su hijo, presente en la entrevista, la anima continuamente a contar diferentes hechos vividos por ambos o sucesos acontecidos en el país, demostrando que está muy implicado con todo lo que sucede allí. “A veces preferiría que no estuviera tan al corriente de lo que ocurre, pero siempre está pendiente de las noticias que llegan de allí, es inevitable”, lamenta Angélica.
Sobre la posibilidad de regresar, asegura que tal y como viven hoy allí lo ve complicado, “me gustaría volver de visita, de vacaciones, que mi hijo conozca sus raíces, a sus nuevos primos, pero regresar, lo veo difícil, mi hijo está tranquilo aquí y eso es muy importante para mí”. Sostiene que muchos de sus amigos, con los que estudió Bachillerato “están hoy repartidos por el mundo, algunos están en España, Chile, México...” .
Asegura que al llegar aquí fueron bien recibidos. “Al principio se dio el típico comentario de que vinimos aquí a quitarle el trabajo a alguien, pero yo eso lo llevo bien, lo tomo como ignorancia más que otra cosa, ya he luchado contra la ignorancia mucho tiempo y eso no me asusta, me da como más ánimo y fuerza para demostrar a quién sea que no vengo a quitar trabajo, vengo a contribuir y hacer el país más grande”.
Sobre la concentración de mañana, sábado, pide la implicación de toda la sociedad en general. “Buscamos dar luz, que la gente sepa cuál es la situación real de Venezuela, no solo lo que ha pasado durante los 25 años de régimen de Chávez y Maduro, sino también lo que ha pasado en estas elecciones, y la situación post electoral... es impresionante cómo la gente salió a la calle a votar primero y a hacer valer su voto después... Yo digo que lo que está pasando allí está rebasando los niveles de crueldad, la palabra dictadura se me queda corta para definir este régimen”. De hecho compara la política actual con la dictadura de Pedro Marcos Giménez, “tú no podías hablar en contra de él, claro, pero fue un hombre que innovó, hizo las mejores carreteras y autopistas, la universidad central, era dictador pero el país avanzaba”.
Lamenta que desde el 29 de julio, con las protestas, y hasta el día de hoy hay más de 2.000 detenidos. “Yo me pregunto, cómo es posible que en once años de gobierno no hayas edificado una escuela o un hospital y ahora sí vayas a mejorar estas cárceles, destinando recursos para encerrar a quien no opina igual...”
Lo que se vive en Venezuela es en realidad como una cárcel, dice. “No puedes hablar, no puedes llevar nada en los teléfonos, si vas por al calle te quitan el móvil y lo revisan y pobre de tí que haya algún comentario contra el gobierno, uno no puede expresar su opinión en redes sociales... en realidad estamos todos presos”.
Esta joven venezolana pide también mayor respaldo internacional, pero especialmente de España, “nos unen lazos históricos, no es mucho pedir que el Gobierno se signifique y apoye lo que es una realidad, lo que se palpa en el ambiente”, dice.
Angélica considera que falta implicación del resto de países que de un modo u otro se ven salpicados por este problema acogiendo cada vez a más residentes venezolanos. “Hay países que reconocen a Edmundo González Urrutia como presidente electo, ellos sí que reconocen la voluntad del pueblo venezolano. Perú, Estados Unidos, Argentina, Uruguay, Costa Rica, Ecuador y Panamá ya han dicho de frente que reconocen esa voluntad y justo eso es lo que pedimos al resto de países, y a España”, dice. Sostiene que lo que más le choca y le parece “imperdonable que digan que valoran y aprecian la labor de Zapatero en Venezuela, si todo el mundo sabe lo que ha hecho Zapatero durante todos estos años de gobierno de Chávez y Maduro”. Asevera que el político socialista “no ha dicho ni una sola palabra, pese a que él sabe que se ha fraguado el mayor fraude electoral de la historia... No hace falta verlo en las papeletas, eso ya se percibe en las calles, en el ánimo de la gente”.
También le brillan los ojos al hablar de la líder opositora María Corina Machado, que promueve estas concentraciones por todo el mundo “en ella vemos futuro, vemos convicción en lo que hace y vemos una gran lealtad”.