Un grupo de seis residentes de segundo año de Enfermería Familiar y Comunitaria recorre hasta el 8 de febrero los centros de Atención Primaria del Área Sanitaria de Ferrol para dar unas pautas y herramientas a los profesionales que permitan detectar la fragilidad en personas mayores de 70 años. Se trata de incorporar a sus rutinas la aplicación de test y pruebas con las que saber en qué situación se encuentra el paciente y así poder tomar medidas que prevengan accidentes o enfermedades. Se entiende como fragilidad en este caso el deterioro de la capacidad funcional, acentuada por el paso del tiempo. El objetivo es el de actualizar conocimientos para instaurar en el futuro cribados y programas.

“Cada vez vívense máis anos e o importante é que eses anos se vivan coa maior calidade de vida posible”, explican las profesionales. Se trata de Tatiana Roca, Laura del Rosario, Natalia Iglesias, Paula Ramos, Marta Torres y Laura Villar. “A fraxilidade é un preditor estrela para o risco de dependencia, caídas ou posibles hospitalizacións, por exemplo”, comentan.

Este programa se lleva a cabo por primera vez en Galicia en el Área Sanitaria de Ferrol, en colaboración con el departamento de Estilos de Vida Saudables de Sanidade de la Xunta de Galicia, como un proyecto piloto previo al desarrollo de un cribado a nivel autonómico.

“A fraxilidade é un preditor estrela para o risco de dependencia, caídas ou posibles hospitalizacións”

Pruebas de desempeño físico como el test de velocidad de marcha, o de equilibrio forman parte de esta valoración, en la que se observa también el riesgo de caídas. Están disponibles en el material que se les proporciona a los sanitarios y al que pueden acceder por la intranet.

Se les aplican de forma oportunista a las personas de más de 70 años que acuden a consulta o también, de forma activa, se capta a estos pacientes para comprobar su estado.  A partir de ahí empieza, si se da el caso, “unha atención individualizada” que puede pasar por facilitar tablas de ejercicios que incluyan rutinas de fuerza, aeróbicas, de equilibrio y de flexibilidad; evaluación de la situación nutricional; revisión de medicaciones; actuaciones sobre el riesgo de caídas e intervenciones en el caso de soledad no deseada, entre otras medidas.

Se pretende que estas pruebas se sistematicen en la práctica diaria, como sucede con otros indicadores como el de la tensión o el nivel de azúcar. “Se se incorpora como programa, pódese actuar sobre a saúde futura das persoas, xa que esa fraxilidade é unha problemática relevante na nosa poboación cada vez máis envellecida, e supón un reto para a sociedade, sendo en moitos casos previble e reversible”, comentan las residentes de Enfermería.