Si el tiempo finalmente lo permite, a las 21.00 horas saldrá del corralón contiguo a la iglesia de Dolores la única procesión del Lunes Santo en Ferrol: la de Cristo Rey y la Virgen de la Amargura, organizada por la hermandad de Méndez Núñez. 

Comenzará su itinerario por Real con una ligera variación, siguiendo por Arce para meterse ahí por Magdalena, Tierra, Real y recogida en el punto de partida, contando con el acompañamiento musical de Acotaga, Agrupación Musical Virgen de la Amargura y la Agrupación Musical del Cristo de la Buena Muerte.

En la calle veremos la imagen del Cristo cedido por las hermanas del colegio de la calle Coruña, al que llamaban "el robado" antes de que comenzase su traslado oficial en 2011, acompañado por su propio tercio que forman escolares en su mayoría.

La Amargura, por su parte, es una talla del imaginero sevillano Fernando Murciano Abad que salió por primera vez en 2009 y estrenó palio el pasado año, así como un nuevo manto bordado que sufragaron sus cofrades coincidiendo con el 30 aniversario de la creación del tercio.

Estrenos en agradecimiento

Para la ocasión, la imagen estrena oficialmente rematada —el Lunes Santo de 2023 ya la llevó en una primera fase de confección— su nueva toca de sobremanto, que le han regalado los portadores de la Santa Mujer Verónica al llevar una década siendo su dotación. Se trata de una pieza realizada en el Taller de Bordados de Don Jesús Espiñeira Míguez de Sevilla que está bordada a mano en oro.

Fran Piñeiro es vestidor de la Cofradía de Dolores desde hace más de una década y asegura que "la Amargura es una imagen muy fácil de vestir, muy agradecida". Indica que "es muy sevillana, así que lo que su carácter imprime es que sea todo muy andaluz", pero aclara que "siempre visto con la impronta de Galicia porque no quiero que seamos una copia o un fiel reflejo, sino que copiemos lo bueno, lo modifiquemos y lo versionemos a nuestra manera para adaptarlo".

En todo caso, afirma Piñeiro que la Amargura "lleva blondas, que es muy andaluz, y es muy ancha, una imagen que, en realidad, ocupa toda la calle, no queda pequeña en la procesión, impacta a quien la vea". Además, destaca que "sus manos son muy discursivas, tiene unos dedos que yo muevo para que se levanten y la gente se fije todavía más en ella", deslizando tan solo algunas de las muchas claves que tienen que tener en cuenta las personas que visten a las imágenes.